Proyecto social universitario nacional, apoyando a la población de Sabana Centro
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El Proyecto desarrolló su labor en municipios de Cundinamarca, como Chocontá, Villapinzón, Gachancipá, Tocancipá y Sesquilé.
Un día, un señor en situación de discapacidad contó su historia: durante 52 años buscó la manera de tener una silla de ruedas y no lo había logrado. Luego, dos recicladores, enfermos, tenían una casa en muy mal estado. Con las lluvias persistentes, decenas de familias de la región pasaban por malos momentos. En fin, el listado de necesidades aumentó con el pasar de los días.
Un grupo de estudiantes universitarios de diversas regiones del país pensaron en soluciones. Tenían la Semana Santa para actuar. “Esos 10 días pueden ser provechosos si podemos colaborar”. Así, tomó cuerpo el Proyecto Social Universitario Nacional.
Comenzaron también con las gestiones, acá y allá. La Orden de Malta les entregó recursos. Algunos amigos contribuyeron con mercados. Otros, entregaron herramientas y unos más apoyaron con sus oraciones. En Colombia es común el dicho: “manos a la obra”, que indica el momento preciso para comenzar a trabajar.
Lo primero fue adecuar y ayudar con la reconstrucción de la casa de los dos hermanos recicladores y en situación de discapacidad. No tenían ni idea de construcción, pero encontraron a una persona que sí sabía y les dijo cómo manejar una pala, hacer las mezclas, cargar los materiales y disponerlos.
Fue un trabajo hecho con amor, responsabilidad y, desde luego, buen humor, porque a cada rato salían acontecimientos que iban desde el machucón, la sed, la caída por ahí, el raspón por allá. El Proyecto desarrolló su labor en municipios de Cundinamarca, como Chocontá, Villapinzón, Gachancipá, Tocancipá y Sesquilé. A medida que hicieron su labor, también aprendieron de historia y organizaron varias excursiones, como ir a conocer la laguna de Guatavita en Sesquilé, donde los indígenas hacían sus rituales y donde nació la Leyenda del Dorado; también, aprendieron cómo se hizo la represa de Tominé y el significado de Gachancipá (que en lengua chibcha quiere decir alfarería del Zipa). Se contaron todo tipo de historias en las fogatas y las múltiples caminatas.
En las reuniones en Sabana Centro en Chía, se planeó el trabajo, se coordinó cómo llevar las ayudas y se desarrollaron charlas sobre administración, vida social y virtudes.
Recorrieron veredas de la región, llevando mercados a las familias damnificadas por el invierno. Contaron con el apoyo de las casas curales, las administraciones municipales y la Policía Nacional.
Sintieron la emoción de don Jorge cuando recibió su primera silla de ruedas, vieron también cómo los hermanos Eliécer y Julio disfrutaron de su nueva casa.
Acompañaron en el Viacrucis a los 190 internos de la cárcel de Chocontá y ayudaron a las diversas celebraciones litúrgicas en las parroquias de la región.
“Todo esto nos llevó a conocer la cultura y las diversas tradiciones de la región. Aprendimos de administración, contabilidad, servicio social y, sobre todo, de generosidad”, dijo uno de los voluntarios.
El Proyecto Social Universitario es una iniciativa de jóvenes estudiantes inspirados en las enseñanzas de San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, quien a lo largo de su vida motivó para que personas de distintas condiciones colaboraran con otras de diferentes maneras, siguiendo el ejemplo de Jesucristo.
“Cuando te cueste prestar un favor, un servicio a una persona, piensa que es hija de Dios, recuerda que el Señor nos mandó a amarnos los unos a los otros. Más aún: ahonda cotidianamente en este precepto evangélico; no te quedes en la superficie. Saca las consecuencias —bien fácil resulta—, y acomoda tu conducta de cada instante a esos requerimientos”, escribió San Josemaría (Surco, 727).
Con optimismo y trabajo, los jóvenes del Proyecto Social Universitario escuchan, gestionan y se preparan, porque “desde luego que vamos por la segunda jornada”.
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