En la Ciudad del Águila Negra, un libro con sello Sabana
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“En la ciudad del águila negra” es un libro escrito por Guillermo Tovar, graduado de Comunicación Social y Periodismo, en el cual reúne a personajes y situaciones de la vida real para honrar a la ciudad que lo vio crecer.
¿De dónde nacen las historias? ¿Están ahí esperando a ser encontradas o son descubiertas por su autor? Guillermo Tovar, comunicador social y periodista de la Universidad de La Sabana (1986), considera que son las historias las que buscan a la persona que les dé vida; y él, a lo largo de su carrera, ha llegado a concluir que lo más atractivo, interesante y encantador de la realidad está alojado en los pequeños detalles de la cotidianidad. De ahí surgió En la ciudad del águila negra, un libro de 25 cuentos en los cuales plasma su fascinación por Bogotá. Guillermo nació en Maracaibo, estado de Zulia, una ciudad ubicada en el noroccidente de Venezuela. Cuando tenía 10 años, viajó a Colombia, el país de su padre, para iniciar una nueva vida. Desde entonces, empezó a valorar el encanto de la fría capital. “Llegué a Bogotá cuando era todavía un poco extraño ver a los venezolanos migrantes en la ciudad. Veníamos del extremo ardiente de la orilla del mar y llegamos a las montañas, los Andes, la ciudad gris”, recuerda.
Guillermo nació en Maracaibo, estado de Zulia, una ciudad ubicada en el noroccidente de Venezuela. Cuando tenía 10 años, viajó a Colombia, el país de su padre, para iniciar una nueva vida. Desde entonces, empezó a valorar el encanto de la fría capital. “Llegué a Bogotá cuando era todavía un poco extraño ver a los venezolanos migrantes en la ciudad. Veníamos del extremo ardiente de la orilla del mar y llegamos a las montañas, los Andes, la ciudad gris”, recuerda.
Su condición de extranjero lo ayudó a ver a Bogotá con una sensibilidad particular. Después de casi medio siglo viviendo en la capital, se sintió inspirado por la gratitud y el amor que encontró allí. Luego, observó el escudo de la ciudad: nueve granadas y un águila negra, y su inspiración aumentó. “A Bogotá le he descubierto muchos secretos. Es una ciudad fascinante en sus lugares, sabores, colores y olores. Su gente es buena y cálida, a pesar de lo distante que parece”, relata. Todos esos detalles, como parte de la esencia de Bogotá, son susceptibles de ser visibles para quien viva en ella. Sin embargo, en el criterio de Guillermo, suelen pasar desapercibidos en medio de la dinámica acelerada. “Bogotá tiene muchas cosas destacables para contarlas a las nuevas generaciones, pero se pierden en medio del afán”. El ejercicio de su profesión le ha demandado un afinado olfato para detectar los hechos curiosos, de interés y relevancia. Por eso, examina cuál es su deber: “Cuando uno ve cosas valiosas e interesantes, debe contarlas antes de que los tiempos sigan cambiando y se pierda esa historia”.
Por eso, su libro, de 142 páginas, reúne relatos basados en su mayoría en personajes o situaciones reales. Algunos de ellos, incluso, son fáciles de identificar: un vicepresidente, un editor de libros, un habitante de la calle, un empresario, un diplomático y hasta las palomas de la Plaza de Bolívar, entre otros; estos representan las situaciones cotidianas e históricas de la capital. “El aspecto humano une todas las historias. Algunos de los cuentos surgen de una anécdota nocturna, durante un viaje en un bus o en la conversación entre dos personas en la calle”, cuenta Guillermo. En esta compilación de relatos cortos, en los cuales trabajó desde 2005, está el reto permanente por atrapar y cumplirle al lector con una buena historia, en solo unas pocas líneas. “La brevedad le da un gran valor. Sintetizar una idea en una frase requiere de alguna maestría y, por eso, hay quienes dicen que el cuento es el arte más difícil, porque es tan contundente que no hay marcha atrás si defrauda a un lector, mientras que una novela tiene muchísimas más páginas para que uno cambie de opinión o definitivamente quede decepcionado”, reflexiona Guillermo.
Su labor como reportero, durante 40 años de ejercicio profesional, le ha dado la experiencia suficiente para contar historias con contundencia. Mientras mantiene la escritura de cuentos como una afición a la que se aboca durante esos pequeños instantes libres que le deja su trabajo como periodista, se ha dedicado a lo largo de su carrera a la prensa internacional y de gobierno. En los últimos 15 años, ha hecho parte de la Secretaría para las Comunicaciones y Prensa de la Presidencia de la República, donde se desempeña como editor de noticias. De igual forma, Guillermo considera que la pasión por la literatura y el periodismo le ha permitido vivir lo mejor de dos mundos: “En mi trabajo, me dedico a hacer noticias de lo que ocurre en el Gobierno. Es algo muy dinámico, que obliga a actuar muy rápido, con sucesos que se sabe que van a volverse materia de información para los medios. En ese sentido, es muy opuesto a lo que sucede en la literatura, que es algo intemporal que requiere mucha calma y tranquilidad”.
Sin embargo, ambos roles, el de escritor y reportero, lo comprometen con su perfil de editor, que le implica saber diferenciar entre los datos fundamentales de los accesorios. “En la noticia, uno empieza por lo más importante y termina cuando se acaba lo importante. Eso sucede también en la literatura, porque hay que escribir cosas que les interesen a los demás. En el momento en el que se considere que se está tratando un tema superfluo o vago, hay que saber poner punto final”, sugiere. Asimismo, señala que, en su caso, mantiene un mismo afán cuando escribe cuentos e información: su interés es mostrar la realidad. “Uno tiene un deber de honestidad cuando escribe, de presentar un trabajo hecho con historias verdaderas y bien construidas. De lo contrario, no tendría mucho sentido presentar algo que no tenga una calidad que merezca el lector”.
Para completar el libro En la ciudad del águila negra, Guillermo se inspiró en el recuerdo de sus padres, quienes fueron en vida grandes lectores y le transmitieron la motivación por contar historias valiosas. De hecho, cree que la obra y el momento actual de su carrera es el resumen de lo que ha vivido y aprendido en Colombia, incluyendo su paso por la Universidad de La Sabana: “Cuando nos volvemos profesionales y debemos trabajar todos los días con piezas periodísticas, nos damos cuenta de dónde arrancó ese proceso, de dónde venimos, y que estamos llegando allí gracias a la formación que recibimos”.
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