¿Cómo ha afrontado la pandemia la Clínica Universidad de La Sabana?
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El 17 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Seguridad del Paciente y, teniendo en cuenta las circunstancias de la salud en las que el personal lucha incansablemente, día tras día, por enfrentar el virus del COVID 19, este año la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha propuesto como tema la Seguridad del personal sanitario: una prioridad para la seguridad de los pacientes.
Los hospitales, clínicas y, centros de salud han debido adoptar, en tiempo récord, una serie de protocolos adicionales, procurando reducir al máximo la propagación del virus y, sobre todo, velando por la seguridad de los pacientes.
¿Cómo se vive esta situación dentro del hospital?, ¿cómo viven la presión de cuidar de sus pacientes y a la vez evitar que su personal se contagie? Hablamos con Juan Guillermo Ortiz, director de la Clínica Universidad de La Sabana, y nos contó su experiencia.
¿Alguna vez pensó que se enfrentaría a una pandemia?
Para nuestra generación, una pandemia era, hasta hace unos meses, un tema de clase de historia de la medicina. Jamás creímos que viviríamos una pandemia en nuestras vidas. Así, debimos repensar en la manera de enfrentar esta realidad contingente y creciente ante nuestros ojos.
¿Cómo fueron los primeros días de pandemia?, ¿cómo reaccionaron en la Clínica?
La Clínica estaba preparándose para una catástrofe humanitaria. Desaparecieron los pacientes;, el personal de salud se paralizó mientras nos organizábamos. Para nosotros, siempre fue y es fundamental hacer las cosas con coherencia y con el trabajo bien hecho. Por eso, hicimos reuniones diarias de preparación, entendiendo al “enemigo” para conjurarlo. Planeamos el ataque;, aseguramos la cadena logística, los procesos de atención con prioridad;, nos preparamos con la unidad de cuidado intensivo, creamos la unidad COVID de manera interdisciplinar para funcionalmente dirigir las acciones a lo que nos convocaba. Logramos aproximadamente 12 reuniones con un grupo de hospitales de España que nos fueron transmitiendo su dura experiencia;, generamos nuevas guías, formamos grupos para la adquisición de los elementos de protección personal,; definimos las rutas para que nuestros colaboradores pudieran viajar con mayor seguridad;, pensamos en la humanización frente a la muerte, la bioética del sufrimiento y, así, fuimos transmitiendo tranquilidad y suficiencia en la atención. Ni siquiera el Capellán dejó de transmitir la Misa diaria por streaming y de atender a los pacientes in extremis.
Y ahora ¿cómo están atendiendo en plena pandemia?
Un día amanecimos en telemedicina y, de esa manera, pudimos acercarnos a nuestros pacientes. La Clínica se ha dividido en la cohorte de COVID y en las áreas de no COVID. Calculamos los escalamientos de la institución en unidades de cuidado intensivo para estar listos a las demandas de atención para pacientes y sus familias.
Acostumbrados a entregar los servicios asistenciales en los que todos estamos presentes para solucionar los problemas del paciente, debimos repensar en la manera de gestionar el hospital. Apareció el “trabajo en casa” como una modalidad conocida por las multinacionales, pero lejana en el sector de salud. Allí quedaron muchas personas que antes ocupaban oficinas y, ahora, desde su casa, están logrando ser eficientes en sus trabajos.
En abril, sin ninguna plataforma sofisticada y sin ningún servicio previamente habilitado de manera remota, pero con la necesidad de llegar a los pacientes, logramos telemedicina desde nuestra Clínica y fuimos creciendo y solucionando las inquietudes de nuestros pacientes y sus familias.
Establecimos los protocolos y las guías para atender pacientes en el quirófano, de manera segura y consistente, y así logramos, también, en medio de la pandemia, seguir funcionando con las cuatro salas de cirugía y las líneas de atención en no COVID, sin poner en riesgo ni a nuestro personal de salud, ni a nuestros pacientes que, por obvias razones, seguían llegando por urgencias en busca de atención.
Este año el lema propuesto por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el marco del Día Mundial de la Seguridad del Paciente es «Personal sanitario seguro, pacientes seguros». ¿Cómo ha cuidado la Clínica a su personal?
El fin de semana en el que se iniciaba la cuarentena “pedagógica”, tomamos dos decisiones de manera inmediata: con una publicación de la experiencia en Wuhan, enviamos a casa a los grupos de mayor riesgo de mortalidad por el coronavirus mientras veíamos qué iba a pasar y, así, sus vidas y familias se resguardarían. Seguidamente buscamos una empresa de transporte especial, a fin de que nos ofreciera las rutas privadas para nuestros empleados, y asegurar la operación de la Clínica y el cuidado de nuestras personas ante el contagio masivo en su movilidad diaria.
Cambiamos parte de la infraestructura en las habitaciones, los flujos de los colaboradores; también, adaptamos las duchas para que, al finalizar cada jornada, el personal pudiera bañarse. Desde la logística, buscamos rápidamente los elementos de protección personal, conciliando las guías del Ministerio de Salud y Protección Social y de otras instituciones, para proteger mejor a nuestra gente.
Se adaptaron áreas para el descanso y compramos trajes quirúrgicos para todas las personas que trabajan en la institución; así, redujimos el riesgo de contagio y evitamos que [el personal de la Clínica] lleve el virus a sus casas.
Hemos buscado proteger el trabajo de las personas, flexibilizando la presencialidad de manera consistente según la demanda, para no afectar con decisiones masivas los puestos de trabajo; así, enfrentamos el grave impacto de la caída de las ventas asociadas a la desaparición de pacientes y actividades en la Clínica.
¿Cómo ha sido la experiencia de dirigir una Clínica en estas circunstancias?
La experiencia de dirigir una clínica en medio de la tormenta se dio más amena por al apoyo de enfermeras, terapeutas respiratorias, médicos, y todo el personal que se congregó alrededor de este tsunami inesperado. Hoy, hemos ido pasando esos difíciles momentos y estamos empeñados en sacar adelante la Clínica frente a los retos financieros y normativos, que han cambiado por la emergencia sanitaria. Con el espejo retrovisor, creo que hicimos bien la tarea. Ahora, [vamos a] ajustar el rumbo y a tomar decisiones que necesariamente deben llevarnos a pensar de nuevo qué nos dejará la pos pandemia. Pero, nunca perdimos el horizonte de ser una institución de inspiración católica, que ha permitido enfocar y defender la dignidad trascendente de la persona humana.
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