A propósito del día del agua
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Última hora: “En medio de una crisis de agua, la capital de Brasil quiere que los residentes defequen en el periódico”. Esto no es ni un chiste ni un juego. Esta noticia apareció en el periódico The Brazilian Report, en abril de 2018, cuando Brasilia vivía una de las crisis de agua más severas en su historia. Es increíble que un gobierno llegue a este tipo de peticiones como una solución desesperada ante una problemática de esta envergadura. Y es aún más sorprendente que esto haya sucedido en la capital del país con las mayores reservas de agua dulce del planeta (13 %). Para rematar, es paradójico que 57 millones, de los 190 millones de brasileños, carezcan de agua potable, según el Foro Mundial del Agua.
En el caso de Colombia, ocupamos el sexto lugar en el mundo en cuanto a volumen de agua dulce, con el 5.1 %. La cobertura de agua potable es del 93 %, según el Ministerio de Vivienda, pero tenemos el deshonroso título de ser el país con el valor más alto de contaminación per cápita de mercurio. Este termina en el suelo y las fuentes hídricas e ingresa a la cadena trófica, bioacumulándose en las plantas y los animales, que son fuente de alimento para las personas. Esto, por supuesto, causa efectos nocivos en la salud.
Quizás, muchos de los lectores piensen que estamos lejos de llegar a una situación como la de Brasilia porque el 75 % del planeta es agua (el planeta azul), pero debemos recordar que la mayoría de esta es salada y que los procesos para potabilizarla son muy costosos. Solo el 3 % del agua del planeta es dulce y el 2.9 % es de difícil acceso porque está en los polos, los nevados, el suelo y las fuentes acuíferas. Nos queda solo el 0.1 % disponible, que experimenta una presión constante por los altos niveles de contaminación (debida a la actividad humana) y por una mayor demanda de una población en aumento.
Hoy, somos conscientes de que debemos disminuir nuestra huella de carbono y algunos están tomando acciones para contribuir a reducir los gases de efecto invernadero para mitigar las consecuencias del cambio climático. En esta misma línea, extendemos una invitación a pensar en nuestra huella hídrica (volumen de agua dulce consumida, utilizada y contaminada directamente por las actividades diarias, más el volumen utilizado en la producción de los bienes y servicios que consumimos) y las acciones que podemos tomar para disminuirla.
A veces, no somos conscientes de la cantidad de agua que se ha usado para que muchos bienes y servicios lleguen a nuestras manos. Por ejemplo, se necesita el agua de 15.000 botellas de un litro para tener un kilo de carne, 160 botellas de agua para una hamburguesa de soya o 1.000 botellas para una hamburguesa de carne. ¿Cuánta agua usamos mientras nos duchamos, lavamos la ropa o comemos?
Si quieres conocer tu huella hídrica, haz clic aquí.
Desde la Facultad de Ingeniería, contribuimos al cuidado del agua con el trabajo de la docencia, la investigación y la proyección social: están establecidas dos asignaturas electivas en potabilización y tratamiento de aguas residuales.
Además, hay muchas otras iniciativas:
- Un modelo de inundaciones del río Bogotá.
- Un reto (challenge) por el río Bogotá, así como la identificación de residuos farmacológicos en esta fuente de agua.
- Una propuesta para remover los materiales suspendidos en el agua del lago de la Universidad.
- El desarrollo de nanomembranas para remover metales pesados de agua.
- Una evaluación de la calidad de agua potable en zonas rurales de la región Sabana Centro.
- El diseño de un dispositivo multiparámetros para medir la calidad de agua en zonas rurales.
Una aplicación de la ciencia de datos para relacionar la calidad del agua y las enfermedades en Colombia, entre otras.
Se necesita el agua de 15.000 botellas de un litro para tener un kilo de carne, 160 botellas de agua para una hamburguesa de soya o 1.000 botellas para una hamburguesa de carne. ¿Cuánta agua usamos mientras nos duchamos, lavamos la ropa o comemos?
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