Se define el juicio político de Donald Trump

Continúa el proceso de “impeachement” contra el expresidente Donald Trump. El senado de los Estados Unidos servirá como jurado para el juicio político contra el expresidente por incitar a la violencia y que terminó con el ingreso de varios manifestantes al congreso.
En cuatro ocasiones en la historia de Estados Unidos el Senado ha celebrado un juicio político a un presidente, pero para Donald Trump es ya la segunda vez que pasa y es que la posibilidad de impeachment (proceso de destitución) a un presidente, vicepresidente y cualquier cargo público civil está consagrada en el artículo primero de la Constitución de Estados Unidos desde su aprobación en 1789.
Para Cristian Rojas, profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, “en Estados Unidos, así como en otros países, como en Brasil, Perú, Colombia, estas democracias tienen sistemas que normalmente son presidenciales. El presidente tiene una protección jurídica contundente, pero puede ser juzgado por el Congreso. El impeachment es un proceso básicamente de destitución del cargo, es un recurso que el Congreso tiene que es excepcional por eso no conocemos tantos casos”.
El proceso de impeachment empieza con una acusación formal de un miembro del Congreso, “lo que ocurre normalmente con todos estos sistemas, es que la Cámara baja, la Cámara de Representantes, puede acusar al presidente ante el Senado que es la Cámara alta”, dice Cristian Rojas. Tras la acusación, la Cámara de Representantes la evalúa y vota para decidir si procede, necesita que la mayoría, mínimo el 51%; de los miembros de la Cámara voten a favor de la destitución. En el caso de Trump, 232 miembros de la cámara, incluyendo 10 republicanos, votaron a favor y 197 votaron en contra.
Una vez la Cámara baja haya votado, el juicio prosigue ante el Senado. En este, miembros de la Cámara de Representantes actúan como fiscales, o perseguidores, mientras el Senado sirve como jurado. Como en todo juicio, el acusado tiene derecho a defenderse antes sus acusadores y tiene derecho a ser representado por sus abogados. Concluido el juicio, se realiza una votación por parte de los miembros del Senado para decidir si se destituye o no al presidente, para que el presidente sea destituido al menos 2/3 del Senado deben votar a favor del impeachment.
Este juicio político tiene una particularidad especial y es que a diferencia de otros presidentes como Andrew Jackson, Richard Nixon, Bill Clinton y el propio Donald Trump (quien ya había sufrido un proceso de destitución antes), en este caso Trump ya no es presidente. “Aunque no pueda ser destituido del cargo sí quedaría como que se le quitó el estatus presidencial y pierde todos los beneficios que tienen los expresidentes y además, no podrá ejercer otros cargos públicos”, expresa Cristian Rojas.
“En realidad, de los beneficios que tiene él, probablemente no haya ninguno que lo desvele, y seguramente no aspirará a otro cargo público. Podría pensar en presentarse una vez más a la presidencia, pero eso no tiene mucha viabilidad. Si pasa, esto quedaría como algo simbólico, que fue juzgado por el Congreso y quedaría como el presidente que sufrió un impeachment, pero creo que se necesitan muchos votos republicanos que no van a conseguir. No creo que esto prospere”, opina el profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas.
Estará entonces en manos del Senado decidir la culpabilidad de Donald Trump ante los actos vandálicos que sacudieron al Congreso a principio de este año.
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