La empatía puede salvar vidas

Con la llegada de la nueva normalidad, pensar en cómo mis acciones afectan a los demás es casi una necesidad. La empatía, de acuerdo con Martin Hoffman, psicólogo estadounidense, y profesor emérito de psicología clínica y del desarrollo en la Universidad de Nueva York, puede ser definida de dos formas: primero, como la consciencia cognitiva de los estados internos de otra persona, es decir, de sus pensamientos, percepciones, sentimientos e intenciones; y, segundo, como la reacción afectiva, es decir, fruto de una participación imaginada en la experiencia ajena ante otra persona.
Comúnmente también se ha definido como “ponerse en los zapatos de otro”, con relación a sus sentimientos y pensamientos. En el retorno a muchas de las actividades que se hacían cotidianamente, es clave el autocuidado y el cuidado de los otros. Neila Díaz, profesora de la Facultad de Psicología, explica que “Cuando somos capaces de imaginarnos y de sentir lo que otros experimentan, nos volvemos más cuidadosos y precavidos con nuestras propias reacciones; además, pensamos en no hacer a los demás lo que no queremos que nos hagan a nosotros mismos y, a la inversa, hacer por los otros lo que quisiéramos que hicieran por nosotros”.
Movimientos como el “Antimascarilla”, que ha tenido lugar en Estados Unidos, Inglaterra y Francia, y cuyo objetivo es que el uso de tapabocas no sea obligatorio, nos llevan a preguntarnos: ¿dónde está la empatía? Cabe resaltar que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tapabocas desacelera la propagación, al igual que el lavado constante de manos y el distanciamiento físico. Entonces, ¿esto podría representar menor empatía?
Al respecto, Díaz asegura que “Es posible que este gesto se dé por falta de educación o de información, no necesariamente por falta de empatía”. Además, agrega que la empatía tiene diferencias individuales, marcadas por la experiencia y, por ende, por la trayectoria de vida de cada individuo; también por el temperamento, que se dice tiene una base genética muy importante, y por la capacidad intelectual de ponerse en la situación de forma imaginaria.
Movimientos como el “Antimascarilla”, cuyo objetivo es que el uso del tapabocas no sea obligatorio, nos llevan a preguntarnos: ¿dónde está la empatía?
Finalmente, se debe resaltar que la empatía es un comportamiento que sí se puede aprender. Es una característica que aumenta o disminuye en mayor o menor medida a partir de nuestras experiencias. Y, con los niños, la psicóloga recomienda fomentarlo desde las interacciones diarias. Los padres, por ejemplo, pueden llamar a sus hijos a la reflexión. Hacerles tomar consciencia de lo que otra persona puede estar sintiendo e imaginarse en la situación que experimentan otros.
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