El cine de terror en Colombia

Personajes fantasmagóricos, zombis y criaturas que mezclan sus acciones con historias de la vida real y que cuestionan la psicología son algunos de los subgéneros del cine de terror, una categoría que tradicionalmente ha tenido elevadas inversiones económicas en Estados Unidos y que ha presentado destacados debuts en España, Japón y Corea del Sur. Sin embargo, en Colombia, falta conocer y exponer más muestras de esta categoría del séptimo arte.
De acuerdo con Jerónimo Rivera, profesor de la Facultad de Comunicación, en Latinoamérica no sobresalen las producciones de terror con respecto a otras regiones del mundo, y esto se debe a un temor generalizado de los realizadores de cine de cualquier género en la región.
“Las comparaciones del público entre producciones de Hollywood y producciones locales serán siempre evidentes. Por muchos años, Estados Unidos ha realizado todo tipo de producciones con altas inversiones y ello impidió explorar del todo este campo en el país”, dice el profesor, quien destaca algunas producciones nacionales de suspenso, como Al Final del Espectro (2006), El Páramo (2011) y La mujer del animal (2016).
Sin considerar por ahora el presupuesto, hacer cine, y más aún en el género de terror, es todo un reto, pues no hay una clave del éxito. “El público es muy impredecible. El miedo va cambiando en la gente y las generaciones no responden igual. Otro elemento relevante es que no todas las producciones que triunfan en cartelera y en las plataformas digitales son bien valoradas por la crítica. Hay una tendencia: se ha desmejorado la construcción sólida de guiones con personajes verosímiles y con música acorde al género, y se ha priorizado el solo asustar al público”, aseguró Rivera.
El director de cine de suspenso, Jairo Pinilla, es considerado el mayor exponente del séptimo arte de terror en Colombia. Ha rodado más de 50 producciones y se ha destacado por ser de los primeros directores en utilizar efectos especiales en el país. Pinilla coincide con Rivera al manifestar que se ha desdibujado la producción del cine de terror en el mundo: “Lo más importante es la historia y cómo se cuenta esta, la forma en la que se involucra al público en el drama. El final de las películas también es clave, pero hoy vemos que es más importante el dinero que el arte, y eso cambia todo”, aseguró durante la 17.ª “Semana de la Comunicación” y la 6.ª versión del “FIA Fest”.
“Lo más importante es la historia y cómo se cuenta; la forma en la que se involucra al público en el drama. El final de las películas también es clave, pero hoy vemos que es más importante el dinero que el arte, y esto cambia todo”.
María Catalina Cruz, profesora de la Facultad de Comunicación, asegura que el cine de terror es una amplia oportunidad en Colombia, porque pocos se atreven a producirlo. “Jairo [Pinilla] tiene una concepción particular para crear fantasmas, zombis y monstruos como emisores que nos muestren aquello que es invisible y aparentemente imperceptible por la costumbre al sistema; nos invita a salir de la zona de confort para cuestionarnos sobre la vida”.
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