El trabajo cumple una función destacada en la vida de las personas, pero también se constituye en una fuente de muchas situaciones que llevan a experimentar estrés, angustias, cargas excesivas, conflictos con compañeros, acoso laboral y, un asunto muy impactante, problemas relacionados con la salud mental.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como “un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad”. Así mismo, la salud mental debe hacer parte integral del bienestar que permita a las organizaciones tomar decisiones, establecer relaciones y lograr los objetivos que se proponen para alcanzar el éxito personal y empresarial. Sin embargo, a menudo se obvia su trascendencia y la manera en la cual impacta en la productividad y la rentabilidad de las empresas.
Allande, García, Rivera, Navarro, Climent y Gómez (2022) afirman que el entorno laboral puede ser considerado uno de los principales factores que influyen directamente en la salud mental. Un entorno laboral favorable proporciona satisfacción y contribuye a la autorrealización personal. Un entorno laboral desfavorable, en cambio, conlleva la aparición de alteraciones en la salud mental.
Ya se ha demostrado que los trabajadores satisfechos y saludables rinden mucho más en sus tareas y son más propensos a permanecer en las empresas, a diferencia de los trabajadores con estrés, angustias o depresiones, que pueden generar graves problemas, no solo personales, sino en los equipos y en la organización en general. Por esta razón, la prevención y el tratamiento de la salud mental en el lugar de trabajo contribuyen a reducir el absentismo, los accidentes laborales, disminuir los índices de rotación y muchos otros costos relacionados.
Además, la salud mental es clave para alcanzar el bienestar y encontrar un sano equilibrio entre los aspectos físicos y emocionales que se afrontan a diario. Se debe construir activamente, con la expresión de las emociones y dando espacio a los demás, para que sean capaces también de expresar qué les duele, emociona o angustia. Es clave reflexionar sobre estos aspectos y que las organizaciones aprecien y valoren la necesidad de proporcionar apoyo para evitar los estigmas, facilitar espacios que integren a los participantes y no los excluyan. También debe insistirse en fortalecer la cultura, los valores y los principios organizacionales que integren, y no que limiten a sus colaboradores.
Según el Center For Workplace Mental Health (CWMH), uno de cada cinco empleados sufre de depresión y, el 70 % de ellos, sufre un círculo vicioso de productividad reducida, deterioro de la salud física y, en el peor de los casos, autolesiones; estos aspectos deben ser más visibles en las organizaciones.
Por otro lado, acudiendo a un enfoque profesional y reflexivo, los líderes pueden ayudar a mitigar el estrés y a desarrollar la resiliencia psicológica necesaria para que sean más productivos. Por eso, es necesario crear estrategias para que los empleados participen y, así, gestionen su salud mental, aprendan sobre el tema, se involucren y actúen en beneficio de todos.Los líderes deben ser un ejemplo en el desarrollo de una salud mental favorable y en tomarse el tiempo para recargar su energía e inspirar a su equipo a imitarlos.
Una de las principales formas para promover la salud mental en el trabajo es fomentar un ambiente laboral saludable y benéfico, donde encuentren espacios seguros y de respeto, y donde se valore y se ofrezcan oportunidades de crecimiento personal y profesional. Además, es necesario el apoyo emocional, ofreciendo
“La prevención y el tratamiento de la salud mental en el lugar de trabajo contribuye a reducir el absentismo, los accidentes laborales, disminuir los índices de rotación y muchos otros costos relacionados”.
servicios de acompañamiento y orientación psicológica (asesoramiento y/o terapias), apoyo para encontrar un equilibrio entre el trabajo y la vida personal, destacando su aprovechamiento y ofreciendo horarios de trabajo flexibles, vacaciones pagadas y otras actividades que faciliten el bienestar. De igual manera, es muy útil ofrecer formación en temas relacionados con la salud mental, su significado, las formas de prevenirla y tratarla.
La salud mental es un aspecto vital del bienestar en el lugar de trabajo; por eso, los empleadores deberían tomar medidas para identificar los factores de riesgo y crear sistemas de apoyo y programas de bienestar y prevención para todos. Es fundamental recordar que la salud mental en el trabajo aumenta la motivación, la concentración y la creatividad, lo cual lleva a un mejor rendimiento; también ayuda a equilibrar los ámbitos personal y laboral, mejorando la calidad de vida de los empleados, porque una buena salud mental crea un entorno de trabajo propicio y acogedor, que a su vez aumenta la satisfacción y la felicidad en el trabajo.