Salud mental: antes, durante y después del Covid-19

No cabe duda de que ser portador de Coronavirus o haberlo sido, implica un impacto psicológico, por lo cual, no solo se ve perjudicado el bienestar físico, sino también la salud mental.

Con 66.650 infectados activos a la fecha en Colombia y 867.961 recuperados, de acuerdo con las cifras del Ministerio de Salud, surge la duda de: ¿Cuántos tendrán miedo a re infectarse o incluso contagiar a otros?

La salud mental, como lo explica la psicóloga clínica y directora de profesores e investigación de la Facultad de Psicología, Diana Obando, influye directamente en la salud física; por lo tanto, si alguna no se encuentra bien, afectará directamente a la otra. En el caso de las personas que han contraído la enfermedad, el miedo y la ansiedad son dos emociones constantes durante y después, teniendo en cuenta la incertidumbre que genera la situación.

A lo que la profesora Ángela Trujillo, doctora en psicología clínica y de la salud y profesora de la Facultad de Psicología, y quien participó del webinar: “Prevención y promoción en el campo de la salud mental, reflexiones para mejorar la calidad de vida”, organizado por la Alcaldía de Chía, asegura que se puede cuidar la salud mental, y mantenerla positiva, en un antes, un durante y un después con el objetivo de procurar  un manejo de las emociones que influyan positivamente en el sentir físico.

Antes

En esta etapa, sobre todo teniendo en cuenta el aislamiento, la clave es propender por establecer rutinas que favorezcan los tiempos de descanso y ocio. Además, es una forma de prevención, como lo explica la doctora Trujillo “estás conductas saludables reducen la aparición de desórdenes mentales y los factores de riesgo que llevan al desarrollo de estos desórdenes”, incluso en estos momentos de crisis.

La prevención en salud mental beneficia la salud física. Además, hay elementos claves que influyen como la capacidad de adaptarse y las habilidades para la vida, pues a partir de allí las personas fomentan un estilo de vida que asegure su bienestar integral. Por ejemplo, evitan la exposición, tienen un miedo (ver vídeo qué es el miedo aquí) controlado que los mantiene a salvo y son responsables en el uso de protocolos de bioseguridad como lavado de manos, uso de tapabocas y distanciamiento social.

Durante

Si la enfermedad tocó la puerta, es posible que se presenten dos situaciones.

La primera es de una persona que podrá permanecer en casa, con síntomas controlables y aislado de los otros miembros del hogar. La segunda, es que la persona tenga que estar en un centro médico o incluso en una Unidad de Cuidados Intensivos.

Siendo así, la doctora Trujillo específica que en los dos casos se debería buscar elementos que fomenten las conductas positivas. Por ejemplo, lectura de libros y evitar el exceso de noticias negativas. Sugiere mantener el buen humor como un “remedio” a los pensamientos negativos sobre lo que podrá pasar después.

Si siente en esta etapa que ya hay emociones que no puede controlar como ataques de pánico, pensamientos que no ayuden a una salud mental positiva, miedo excesivo o ansiedad, la psicóloga sugiere buscar a un experto que pueda aportar herramientas de afrontamiento que le permitan adaptarse mejor a la situación.

Después

Finalmente, si la persona se recuperó, el miedo a contagiar a otros o volver a tener Covid-19 es normal. Incluso, es posible que algunos enfrenten trastorno de estrés postraumático, el cual de acuerdo con Carolina Méndez, jefe del Centro de Servicios de Psicología de la Universidad de La Sabana, “es un trastorno mental caracterizado por la presencia de un trauma en la vida de la persona que ha causado secuelas importantes conllevando a que dicha experiencia negativa, impacte en el comportamiento, emoción, sensaciones y pensamientos de la persona más allá que el evento ya no se esté presentando”.

Cabe aclarar que este no es un constante. Por el contrario, muchas personas, como con muchas otras enfermedades, retoman su cotidianidad. Aquí será muy importante, como concluye la profesora Ángela, seguir cuidando de la salud física con los protocolos de bioseguridad, pero, también, cuidar la salud mental con actividades que le gusten y disfrute. Incluso, puede ser la oportunidad para descubrir nuevos hobbies o hacer uso del tiempo en otras actividades para “no enredarse con los pensamientos”.