Inteligencia Artifical: entre la ciencia ficción y la realidad
Terminator, El hombre bicentenario y Matrix son solo tres ejemplos de películas en las que la inteligencia artificial (IA) cumple un papel protagónico. En estas, hay rebeliones o enamoramientos. Aunque la IA puede parecer materia de ciencia ficción, basta con ver a Sophia, un robot humanoide desarrollado por Hanson Robotics, para darse cuenta de que esta puede ser una realidad más cercana y sorprendente. Así, el debate sobre el alcance de la IA está abierto.
Al servicio del hombre
Un ejemplo claro de la IA aplicada a la investigación es el estudio que lidera el estudiante Darío Reyes Cruz, junto con el doctor Daniel Alfonso Botero y el grupo de investigación PROSEIM de la Facultad de Medicina. Por medio del desarrollo de una red neuronal y gracias al machine learning, es posible predecir la hipoperfusión cerebral perioperatoria, producida por la falta de moléculas necesarias para el funcionamiento neuronal durante procedimientos quirúrgicos de tipo cardiovascular y cerebrovascular. Con esta red, se pueden evitar secuelas neurológicas en el sistema motor y cognitivo, incluso la muerte. Fuera del país, este trabajo cuenta con el apoyo de los doctores Robert Sirkosky y David Mintz, quienes laboran en el Departamento de Anestesiología de Trauma y Neurociencias del Hospital Johns Hopkins (Estados Unidos). Allí, el interés fue tal en esta investigación que Reyes Cruz fue invitado al Departamento de Medicina y Cuidado Crítico de este hospital en marzo del 2019.
Actualmente, Sirkosky y Mintz se encuentran realizando los procedimientos necesarios para continuar con este estudio y probarlo en animales. El trabajo se encuentra sometido a revisión por la revista Anesthesia y Analgesia, categoría Q1 en Scopus, para su publicación.
¿Puede un robot reemplazar a un humano?
La sinergia entre la inteligencia humana y la IA puede sacar lo mejor del rendimiento de ambos con grandes beneficios para las organizaciones. Esta es la postura de Ricardo Mateo, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Navarra (España), quien recomienda generar una cultura de compatibilidad entre robots y seres humanos que fortalezca las capacidades de las organizaciones para mejorar y crear productos y servicios en beneficio de la sociedad.
“No queremos un conflicto entre la inteligencia humana y la IA. La dirección de la empresa debe establecer un acuerdo estratégico para mejorar la colaboración entre la persona y la máquina”, dijo Mateo, invitado por la Facultad de Ingeniería a la conferencia “Mejora continua e inteligencia artificial en la industria 4.0”, organizada por la Maestría en Diseño y Gestión de Procesos y la Maestría en Gerencia de Ingeniería.
“Unir lo humano y lo artificial generará una inteligencia colaborativa que complementará y aumentará las capacidades humanas".
Por su parte, Jenny Robayo, directora del programa de Ingeniería Informática, afirmó que en el futuro será necesario aprender a delegar tareas en la tecnología y saber cómo combinar las habilidades humanas con la IA para obtener un resultado mejor de lo que cualquiera de los dos lograría por su cuenta. “Unir lo humano y lo artificial generará una inteligencia colaborativa que complementará y aumentará las capacidades humanas; además, dará beneficios económicos y sociales”, expresó.
Áreas como el derecho han iniciado procesos de automatización de tareas sencillas, ya sea de revisión de documentos, búsqueda de antecedentes de casos legales y análisis predictivo de las posibilidades de ganar un caso, por medio de plataformas como LegalZoom, Legalist, Do not play, Tyler y Lexis Nexis.
Este proceso se logrará también a través del machine learning, como dijo el profesor Ferney Maldonado, invitado a la Franja Jurisabana “Inteligencia artificial, abogados y politólogos: realidades, panoramas y desafíos”, que conforma un “campo de estudio que les da a los computadores la capacidad de aprender sin ser programados explícitamente”.
La economista y coordinadora nacional del Programa de Promoción de Seguridad en el Trabajo de la Organización Internacional del Trabajo, Blanca Patiño, invitada a esta Franja Jurisabana, sostuvo que los abogados deberán asumir nuevos retos frente a las realidades que surgen; sin embargo, duda sobre cuándo podría haber un cambio en los trabajos más especializados. Además, expresó que será clave “aumentar la inversión en las capacidades de las personas para propiciar que prosperen en la era digital”.
Por su parte, el doctor Jesús David Girado, de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas, afirmó: “Probablemente, las máquinas harán mejor las tareas de operatividad. No obstante, como expresa el experto en tecnología Kai-Fu Lee, las carreras como Filosofía, en la que el eje es la creatividad, no podrán ser reemplazadas”
Mente, sentimientos e inteligencia en las máquinas: ¿ficción o realidad?
Aunque los robots más avanzados parezcan tener un comportamiento prácticamente humano y aparenten mostrar sentimientos, tomar decisiones y tener una mente propia, en realidad carecen de intencionalidad.
Para la doctora María Elvira Martínez, profesora de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas, esta intencionalidad es la diferencia frente al comportamiento humano. Las máquinas están programadas para responder según unos lenguajes matemáticos; así, “es un error pensar que todo lo natural lo podemos traducir a técnicas matemáticas, porque la realidad no solo es fisicoquímica”, aseguró Martínez.
Por ejemplo, el robot Pepper, específicamente diseñado para relacionarse con los seres humanos, ha sido contratado en hoteles como recepcionista. Parece ser capaz de reconocer emociones, aunque lo que realmente hace es identificar la gesticulación. Para el doctor Girado, la pregunta por resolver es si puede la IA sentir compasión. De acuerdo con él, deben existir cinco condiciones: hacer un reconocimiento, establecer la magnitud, determinar el merecimiento, sentirse vulnerable y vincular a los otros a un proyecto de vida.
Aunque las máquinas podrían ser programadas para reconocer a una persona y determinar el merecimiento por los actos, no pueden sentirse vulnerables, porque no perciben la temporalidad de la existencia, no hacen lectura del contexto, no se conmueven ni buscan ser felices con otros.
Al respecto, el doctor Juan Camilo Espejo, profesor de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas, dice que la mente no se debe concebir como un software ni el cerebro como el hardware, como si se pudiese aislar la mente e instalarla en cualquier lugar, por ejemplo, en un robot. Incluso, los juicios racionales tienen un componente corporal que es fundamental.
Acerca de estos temas se habló en el “VIII Congreso Juvenil de Filosofía: Filosofía e Inteligencia Artificial”, en el cual 120 estudiantes y profesores de 23 colegios, y profesores del programa de Filosofía, discutieron y reflexionaron sobre los alcances de la IA, con base en el texto Mentes, cerebros y ciencia del filósofo John Searle.
En conclusión, la IA no podrá reemplazar al hombre y sus labores. En esta no hay emociones ni mente y la inteligencia, tal como el nombre lo indica, es artificial; es decir, imita a la inteligencia humana y depende de ella. Por lo tanto, complementa y potencializa a las personas; sin embargo, ellas deben reinventarse para enfrentar los desafíos que impone la IA.