Integrar la literatura clásica y la resolución de conflictos, un aprendizaje enriquecedor
El pasado miércoles, 7 de junio, Ronald Forero, profesor de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas, visitó el colegio Gustavo Rojas Pinilla en la ciudad de Tunja, en el marco del proyecto de investigación Irene: un libro de trabajo basado en la literatura clásica para la resolución de conflictos, con el fin de probar una adaptación del método socrático a las aulas. El objetivo principal consiste en contribuir a implementar la Cátedra de la Paz en los colegios, mediante un plan curricular y un libro de trabajo centrados en la resolución de conflictos y la literatura clásica.
El equipo investigador es liderado por el profesor Forero y cuenta con la participación del decano de la misma Facultad, Jesús David Girado; Deisy Vázquez, formadora de docentes de secundaria; Juan Gabriel Santamaría, docente de secundaria; Rafael Uribe Neira, magíster en estudios de paz y conflicto; Lucio Forero, magíster en escrituras creativas; y Martín Dinter, profesor de Literatura Latina del King's College London y director del proyecto Conflict Resolution through Classical Literature (AHRC Research Networking).
El método socrático, muy utilizado desde la antigüedad, es un procedimiento basado en el diálogo y la confrontación de ideas para acercarse a la verdad. En sus diálogos, Platón recrea las conversaciones que su maestro Sócrates sostuvo con otros personajes para analizar temas filosóficos, sociales y políticos. Siguiendo este modelo, el profesor o facilitador está guiando a los estudiantes para formular preguntas y construir las respuestas, en lugar de transmitir el conocimiento de manera pasiva. Este proceso fomenta el pensamiento crítico y mejora la comprensión y la capacidad de análisis de los estudiantes. La adaptación diseñada por los integrantes del proyecto se implementa en el aula con estudiantes de secundaria, con el fin de desarrollar competencias fundamentales que incluyen el análisis y la síntesis de datos e información, para comprender de una manera más profunda un tema. También busca que los estudiantes analicen y cuestionen ideas y argumentos para identificar contradicciones y falacias. A su vez, fomenta la expresión clara y concisa de pensamientos y sentimientos, así como la escucha activa, la valoración de las opiniones de los demás, y la reflexión y evaluación de las propias creencias y supuestos.
Todo ello, para comprender los alcances de las opiniones, tanto personales como de otras personas. Este método se aplica en colegios, acudiendo a un proceso estructurado: Inicia con el planteamiento de una afirmación controversial, por parte de un estudiante o del profesor. Luego, se registran las opiniones de los estudiantes de manera concisa en el cuaderno, el tablero o una pantalla visible para todos. A continuación, se examinan las fortalezas y debilidades de las afirmaciones, manteniendo siempre un ambiente de respeto.
Por último, los estudiantes intentan construir una nueva afirmación en la que todos estén de acuerdo, aprovechando las fortalezas identificadas en las opiniones previas. Si la reformulación no es satisfactoria, se realiza nuevamente el proceso. Estrategias pedagógicas como esta promueven la resolución de conflictos de manera constructiva, fomentando el respeto, el análisis reflexivo y el entendimiento entre las personas. Al permitir que los estudiantes expresen y fundamenten sus ideas, se crea un ambiente propicio para la comprensión mutua y la búsqueda de consensos.
Además, este enfoque estimula el pensamiento crítico, la capacidad de análisis y la introspección; habilidades fundamentales para el desarrollo integral de los estudiantes. La propuesta del proyecto Irene representa un avance significativo en la implementación de la Cátedra de la Paz en los colegios, porque articula la investigación universitaria de impacto tangible con la práctica y la experiencia de profesores de secundaria. Mediante la integración de la literatura clásica y la resolución de conflictos, se crea un espacio de aprendizaje enriquecedor que potencia el desarrollo cognitivo y emocional de los estudiantes.
Este enfoque innovador sienta las bases para una educación más participativa, reflexiva y empática, contribuyendo así a la formación de ciudadanos comprometidos con la construcción de una sociedad pacífica y justa.