Profesora Comsabana gana el concurso de relato y poesía creativa Libros & Letras
Se trata de Angélica Villalba, jefe del departamento de periodismo de la Facultad de Comunicación, que fue la ganadora de la primera edición del concurso con su cuento “Luces Brillantes”. La prestigiosa revista, en su ejercicio de iniciar una nueva forma de exaltar la literatura colombiana, logró convocar 88 participantes que enviaron 74 textos entre cuentos y poemas.
Villalba cuenta que se inspiró en su infancia para redactar el cuento y que, más allá del galardón, ella se siente agradecida por los aprendizajes del proceso. El relato de “Luces Brillantes” está inspirado en las historias que Isabel Villalba, tía abuela de Angélica, compartía con ella y sus primos en los viajes familiares a Pasca, Cundinamarca, una región de tradición indígena.
Así versa el cuento:
"Luces brillantes"
Llega la noche. Las tinieblas se apoderan de las débiles paredes de bahareque. En ese momento, el lugar se transforma en una especie de castillo donde las sombras son personajes y, caprichosamente, la vela juega con el aliento de la abuela Isabel. De patos de oro, jaguares, tunjos en vida y extraños príncipes iluminados por el sol, se impregna el espacio con cada relato.
Ella me habla sobre las luces brillantes que se posan en la ladera. Son doradas y anuncian la presencia de tesoros bajo la tierra. La miro incrédula, pero escucho con atención. Imaginarme puntos de luz que juegan en el horizonte me llena de intriga.
De pronto, un fuerte sonido afuera de la casa nos interrumpe. Ella sale. Mientras tanto, yo me paralizo en la silla. Sé que Champaña, la yegua de mi tío Humberto está afuera, muy cerca de la puerta. Oigo el sonido de su respiración y una verdad se apodera de mí: Champaña es un ser sobrenatural salido de los cuentos de la abuela.
Sigo en la silla, clavada en la madera. Mi cuerpo está atrapado; solo puedo mover los ojos y espero que la vela no se apague. Un par de lágrimas resbalan por mis mejillas. Entre el terror y la cobardía trato de levantarme; sin embargo, es una tarea imposible.
Mi abuela abre la puerta. Su mirada es diferente, muy triste, casi como la de un moribundo esperando su hora. Al verme, me dice:
—¡No tengas miedo! Champaña está amarrada con las demás bestias.
Entonces, escuchamos voces de hombres rasgando la tierra; mientras la casa tiembla con cada golpe, se abre una grieta en la pared y pienso que se va a caer.
Muy confundida, le pregunto:
— Abuela, entonces ¿quiénes están afuera?
Ella, con una sonrisa entre pícara y perversa, sentencia:
—Mija, son los jinetes que buscan a la guaca de oro. Y aunque ellos no la pueden ver, ¡la guaca camina entre nosotros!
Atónita veo las luces brillantes de “El Dorado” que se pierden en los ojos de mi abuela.
*Tomado del portal web de Libros y Letras
“Al final le puse algo muy sentimental: que realmente para toda la familia ella (Isabel) era un tesoro, ella era la guaca que mi tío buscaba”, comparte Villalba.
“Yo dejé 20 años este sueño en el cajón de los recuerdos y me di cuenta que nunca es tarde para cumplirlos” - dice Angélica - “Siempre le digo a mis estudiantes que piensen en grande, que se den cuenta que los sueños se pueden cumplir y que vean que no son palabras vacías lo que les digo. Para mí es muy importante que los jóvenes tengan eso en su corazón”.
Sin embargo, este no es el único relato de la profesora. Desde inicios de 2019, Villalba comparte con Jimmy Arias ‘La Esquina Delirante’, un espacio para compartir sus relatos y microcuentos.