Del campo a los grandes mercados de snacks en Colombia
Jairo Quiroz nació en Ipiales, Nariño, y creció en el seno de una familia de agricultores en medio del olor a tierra y cultivos de papa. Hace nueve años llegó a Bogotá. Estudió Ingeniería de Producción Agroindustrial; además, se especializó en Gerencia de Producción y Operaciones. Sus títulos los obtuvo en la Universidad de La Sabana en los años 2017 y 2018, respectivamente.
Jairo tiene una historia familiar de más de 40 años en la producción de alimentos, principalmente de papa. Esto generó en él un sentido de responsabilidad por asumir el negocio familiar cuando su momento llegara.
El graduado sabía que debía llevar el negocio familiar a un nuevo nivel, “procesando la materia prima y generando un alto valor agregado”. Con esto en mente, pocos meses después de su grado hizo una sociedad con una familia de agricultores de Cundinamarca. Esto le brindó más conocimiento sobre el sector. Con recursos propios y préstamos bancarios, en noviembre del 2017 hizo realidad su sueño de potenciar el negocio familiar: creó el proyecto Snacks de Colombia SAS.
Ese fue solo el inicio. Con esfuerzo y dedicación, sacó al mercado una marca propia, llamada Deli Campo Snacks. En el primer mes de producción, se vendieron 300.000 pesos. Hoy, tras el crecimiento de la empresa, se venden cada mes 150 millones de pesos, aproximadamente.
El próximo 13 de agosto se inaugurará la nueva planta de producción y, con la apertura de esta, se espera aumentar las ventas en un 50% y quintuplicar la producción para finales del año.
La distribución de los productos se hace en los supermercados de bajo costo, como D1 y Ara, a los que mensualmente se les venden 300.000 unidades de papas fritas en hojuelas, en presentaciones de 115 gramos y tres sabores, y, aproximadamente, 60.000 unidades de loncheras que contienen seis unidades por paquetes de 25 gramos cada uno. Además de esto, Deli Campo distribuye productos a restaurantes de comidas rápidas, donde vende cada mes 20 toneladas, aproximadamente.
Hasta el momento, Jairo ha invertido cerca de 2.000 millones de pesos en su emprendimiento y este año logró llegar a su punto de equilibrio. El graduado afirma con entusiasmo: “Este solo es el comienzo de una gran aventura”.
En un futuro cercano, Jairo espera aumentar su portafolio con 96 referencias adicionales a las 36 que actualmente maneja; además, para el 2023, quiere que su emprendimiento esté entre las cinco empresas con más ventas y dedicadas a la producción de snacks en Colombia.
Jairo está muy agradecido con La Sabana por inculcarle un fuerte sentido ético y una visión cristiana, dado que esto lo ayudó a formar su carácter y desarrollar la responsabilidad social empresarial.