Por Gabriel Pineda A., magíster en Lingüística Panhispánica y profesor del Departamento de Lingüística, Literatura y Filología.
Ágil es una de las palabras de moda, a pesar de ser tan antigua como la lengua misma. Es un adjetivo para indicar que algo «se mueve con soltura y rapidez», según el Diccionario de la Lengua Española. Y esas nociones —las de rapidez y movimiento— aparecen en todas sus definiciones, incluso las históricas. Basta mencionar la de Sebastián de Covarrubias de 1611, que la definió como «el ligero que con destreza, desenvoltura y facilidad se mueve a hacer cualquier cosa». Dicho esto, es doblemente curioso que en el mundo de la administración y el mercadeo sehaya generalizado el uso anglosajón de la palabra (agile). Primero, porque los mercadólogos han adoptado el uso del calificativo en inglés para enaltecer la agilidad. Así, metodología agile es una metodología más ágil que la normalmente ágil; los proyectos agile —que los denotan así, en plural y singular— se conciben como doblemente flexibles y rápidos, y las reuniones agile se asumen como nada aburridas, sino dinámicas, alegres, llenas de acción y toma de decisiones. Pero son solo sofismas: agile es ágil en español y
ágil es agile en inglés.
Eso nos lleva al segundo dato curioso: la palabraagile llegó al inglés por la vía del latín, lengua que dio origen a la nuestra. ¿Podríamos argumentar que su significado es más completo en español que en inglés? El Diccionario de Oxford dice que agile es la capacidad de moverse rápida y fácilmente. Destacamos la agilidad de su definición al cambiar soltura o desenvoltura por facilidad; más digerible, ante todo. También dice que puede usarse para describir la capacidad de pensar y entender rápidamente, como en «agilidad mental» y añade la definición que puso de moda al término: «Relacionado con un método de la gerencia de proyectos, usado especialmente en el desarrollo de software, que se caracteriza por la división de tareas en pequeñas fases de trabajo, monitoreos frecuentes y constante adaptación de los planes». La rapidez sigue estando en el corazón de esa definición, aunque se añade un contenido semántico importante: la flexibilidad. Es ágil lo que puede dividirse, reordenarse o adaptarse. Ágil viene del verbo del latín agere que, para los anglosajones de Oxford, significa hacer (do). No obstante, para las lenguas latinas tiene otros significados aparte de hacer, como mover, impulsar y actuar. Puede usted pronunciar la ge de agere como ye y verá que le suena a hacer, pero también a algo más. De esa raíz latina vienen palabras como actor, acto, activo, agente, ágil, agencia, agitar, entre otras.
Rufino José Cuervo, en su Diccionario de Construcción y Régimen, ofrece una definición más completa del adjetivo: «que tiene facilidad para mover y manejar sus miembros; expedito, ligero». Esa definición tiene también una noción de movimiento, rapidez y flexibilidad. Además, añade a su registro un uso metafórico, es decir, que pueden calificarse como ágiles los entes animados, como corredor ágil y ágiles colibríes (uso literal), pero también pueden llevar el adjetivo entes más abstractos (uso metafórico), como versos ágiles, palabras ágiles, pensamientos ágiles, ágiles fantasías, recetas ágiles, sistemas ágiles y, por supuesto, portafolio ágil.
Portafolio ágil
Esta última combinación conlleva un problema. En los diccionarios de español, no hay más definición de portafolio que «una cartera de mano para llevar libros y papeles». Estirando un poco el significado, asumimos quetambién puede tratarse de una carpeta.
En inglés tiene la misma acepción, aunque se añaden otras como «conjunto de fotografías compiladas en una carpeta o un libro» y «una selección de los trabajos de un estudiante», según el diccionario Merriam-Webster. Sin embargo, el Diccionario de Variantes del Español registra que, en Argentina, Costa Rica, México y en el español de Estados Unidos, se usa la palabra portafolio para referirse a un catálogo comercial, esto es, una lista de productos. Aun así, el Corpus del Español del Siglo XXI (CORPES), un banco de datos sobre el uso del español en todo el ámbito panhispánico, registra un mayor y casi exclusivo uso del término en Colombia. Los concebiríamos como un conjunto de productos que componen la oferta de una empresa, institución u organización. Nótese que esta definición centra el punto de vista semántico en el oferente. Así, portafolio de productos es la lista de aquello que se vende. Quien está del lado de la demanda, el comprador, no concibe la oferta como un portafolio, sino como opciones y, por tanto, valora su variedad, utilidad y, sobre todo, flexibilidad para elegir. Por lo tanto, apreciará que ese portafolio sea ágil, un catálogo flexible, divisible, adaptable y móvil. Claro, no sabemos cómo encaja aquí la noción de rapidez, aunque quizá pueda asociarse con la comunicabilidad de la oferta (se entiende fácil y rápidamente). Lo seguro, en cambio, es que no necesitamos que sea agile, pues será más experiencial si es ágil porque incluiría el actuar, mover e impulsar.