Quién es Verónica Matiz, la mujer tras las esculturas del puente de madera 

Verónica Matiz lleva más de 17 años intentando romper los límites de la escultura. No es para menos, a través de las obras que se dejan ver a través de pequeñas vitrinas ubicadas en el Sendero del arte, a la salida del puente de madera, es posible percibir el movimiento de figuras vividas que no solo pretenden emular los movimientos y algunos objetos de la naturaleza. 

En cada objeto confluyen tensión, armonía, belleza, intimidad y el contrapunto que hacen las veces de su sello personal: esculturas de múltiples capas que han sido creadas a partir de la frialdad y rigidez del acero, que la artista moldea como si se tratara de folios de papel.  

“Mi material es el acero porque me gusta la rigidez de este material para para crear cosas que se ven orgánicas. Utilizo este material y lo llevo a dimensiones inimaginables”, explica. 

Lo anterior, también es posible a partir de las figuras básicas de la geometría, esferas, cubos, pirámides, a partir de los cuales Matiz ha logrado hacer tangibles sus ideas y emociones mientras emula el aleteo de una mariposa o las frágiles capas de una concha de caracol.  

Lo anterior, explica, hace parte de un ejercicio en donde a partir de la observación, la realidad se reinterpreta para hacer posibles esculturas delicadas e inspiradas en la naturaleza que buscan convertirse en una extensión de la arquitectura, tal como sucede con las piezas de obras como Conchas, Danza de la mariposa, De lirios, Flor de cayena, Flor de loto de agua, entre otras.  

“Exploro el volumen y el movimiento de las formas de la naturaleza y de la geometría a través del dibujo y el cartón. Trabajo en los cortes y juego con ellos, creando capas, hasta estructurar un modelo. Después viene el trabajo directo con el metal. La selección de las láminas y el troquelado. Y, de la mano de técnicos en metalmecánica, el doblaje del acero a punta de fuerza y de técnica”, cuenta. 

En diversos puntos de la universidad será posible ver al difrentes esculturas de la artista colombiana.

En ese orden de ideas, la obra de la artista hace también un homenaje a lo artesanal, pues no solo apoyada por técnicos en metalurgia hace posible los resultados, sino que, a la vez, en cada escultura levanta estructuras sin las divisiones como una premisa por dejar a un lado la arrogancia establecida entre artesanos y artistas.  

“Creo en el trabajo en equipo. El arte en sí no puede transmitirse. La artesanía sí puede. Con técnicos en metalurgia, que son todos artesanos, hacemos la selección de placas, el moldeo y el plegado del ACERO a partir de la fuerza y la técnica. Es así́ un requisito fundamental de toda creación artística que cada miembro del equipo reciba formación en los talleres de todos los oficios. Para mí, crear arte significa avanzar para descubrir nuevas formas de expresar el elegante Universo en el que vivimos”, explica la artista.

Justo en la entrada del audiotio Álvaro del Portillo en la Universidad de La Sabana es posible apreciar algunas de las escultras de la artista.

Al final, el resultado son obras únicas, sin ensamblajes ni tornillos, piezas con infinidad de caras que se aprecian de acuerdo con la disposición de quien las instala y desde la perspectiva desde la cual se vean, las cuales invitan hoy a la comunidad universitaria a ver la realidad con otros ojos y a hacer posibles y tangibles nuevas ideas y una apertura a la creatividad por medio de la escultura. 

“Quiero invitar a todos los estudiantes a que sueñen en grande, a que materialicen sus ideas, a que salgan de la caja y experimenten con los que sueñan”, agrega Matiz. 

La exposición que esta abierta al público general, es una iniciativa del Campus Cultural de la Universidad de la Sabana, un programa que busca enriquecer el Proyecto Educativo Institucional con elementos como la creatividad y el arte que abren el panorama en todos los saberes.