Prevención desde casa: conductas impulsivas y compulsivas
En el hogar existe un gran temor por las adicciones al alcohol u otras drogras, pero a veces no se presta la suficiente atención a ciertas conductas, como el exceso en el uso de tecnologías, el trabajo, las compras, el juego, entre otras, que pueden llegar a ser perjudiciales para la salud, tanto de jóvenes como de adultos. Ángela Trujillo, profesora de la Facultad de Psicología y coordinadora del Programa de Prevención para Sabana Centro, explica que “Las conductas impulsivas y compulsivas son las que tienen como base que el individuo no regule su propio comportamiento”.
Las conductas compulsivas se manifiestan en comportamientos en los que la persona siente una necesidad de realizar determinadas acciones, con el fin de aliviar un estado emocional negativo; y, las impulsivas, se relacionan con la tendencia a actuar sin pensar en las consecuencias, llevando a que se tomen riegos, explica Trujillo. Además, la profesora destaca la importancia de “Detectar de forma precoz los signos que nos ayuden a determinar si la persona, sobre todo en la niñez, puede tener rasgos de impulsividad, lo cual se vuelve un factor de riesgo para la dependencia en el futuro”.
Por otra parte, Aida Casadiego, profesora del Instituto de La Familia, explica que en la familia son múltiples las consecuencias que esto puede traer, porque aquello que afecta a un miembro repercute en todos los demás. Un ejemplo es cuando hay padres “workaholics”, quienes trabajan en exceso y, por esa misma razón, han descuidado su vida familiar.
Cada vez es más común este tipo de conductas. Un claro ejemplo es el uso de dispositivos, como el celular o el computador, pues Colombia es uno de los países en donde las personas pasan mayor parte del tiempo en internet y, según estudios del Instituto de La Familia sobre los hábitos de consumo, algunos jóvenes han dejado de dormir, practicar deporte u otras actividades, por estar absortos en las redes sociales.
En dichas situaciones, Casadiego recomienda a los padres de familia que se establezcan rutinas de desconexión, en consenso con todos los miembros de la familia. La profesora Aida Casadiego sugiere algunas medidas útiles para que los padres procedan: “Saber detectar los signos de alarma y buscar ayuda de manera oportuna. Esto se logra teniendo un buen conocimiento de los hijos y una excelente comunicación interpersonal”. Además, la profesora Ángela Trujillo concluye explicando que, aunque las conductas mencionadas son tratables, es mejor prevenir que rehabilitar, tanto para la familia como para el niño.