Por una alimentación que incentive el comercio justo, la autonomía y la soberanía alimentaria

La pandemia ocasionada por el COVID-19 ha cambiado las rutinas, los hábitos y las costumbres, así como la forma en la que las personas usan las plataformas digitales y conviven con la extensa oferta de estas, con un especial protagonismo durante los meses de confinamiento.

Una publicación de Ana María Cruz, profesora de la carrera de Gastronomía de la Escuela Internacional de Ciencias Económicas y Administrativas, en la revista especializada Food Systems Journal, muestra cómo distintos medios digitales se han convertido en el principal canal para promover la seguridad alimentaria, el comercio justo, la compra directa a pequeños productores de las ciudades, el abastecimiento seguro y, por supuesto, el distanciamiento social.

Digital media to guarantee food security in Colombia during COVID-19, nombre de la publicación, surge “Como fruto de la búsqueda y observación constante de iniciativas que han logrado generar y construir efectos positivos en la vida de las personas, especialmente desde nuestra cotidianidad, y que competen aquellas áreas en las que nos hemos visto inmersos personal y/o profesionalmente, como es, en mi caso, la alimentación, la cocina y la gastronomía”, asegura la profesora Ana María.

En el artículo se resaltan las iniciativas sociales que han respondido con efectividad a las necesidades por medio de mecanismos digitales. La seguridad alimentaria es un tema complejo, pues abarca aspectos económicos, sociales,culturales, geográficos y económicos.

Ello implica la conexión de estos sectores para garantizar la estabilidad, el uso, el acceso y la disponibilidad de los alimentos. Esta relación aumenta aún más, según la publicación de la profesora Cruz, si se busca una alimentación que incentive el comercio justo, la autonomía y la soberanía alimentaria. Por ello, el uso de redes sociales, aplicaciones, páginas web y otro tipo de plataformas puede funcionar generando “Canales interactivos que posibiliten la conexión entre agentes (productores y consumidores) y conocer distintos actores, sin necesidad de intermediarios, y así construir nuevas redes”, sostiene la profesora.

De hecho, si esto fuera posible, la población campesina (productores) obtendría beneficios por el uso de plataformas digitales, como el acceso a canales de representación, comunicación y acceso a la información. No obstante, no se desconoce la brecha en el país sobre el acceso a internet, por lo cual resultaría fundamental reducir esas barreras y contar con una mejor infraestructura en la conectividad para las zonas rurales de Colombia.

La profesora Ana María concluye asegurando que la pandemia ha permitido que centremos nuestra mirada hacia el interior del país y hacia los productos nacionales. “En ese sentido, espero que las instituciones que conforman esta cadena agroalimentaria también estén descubriendo, aprendiendo y aplicando nuevos mecanismos para garantizar la seguridad y la soberanía alimentaria de todos los colombianos por medio de formas más justas, reduciendo muchas de nuestras desigualdades y mejorando el bienestar de todos”.