Los commodities son bienes básicos que se utilizan como insumos en la producción de otros bienes y que pueden ser usados en el comercio o en el sector financiero, como objetos de adquisición (activos subyacentes). Su principal característica y ventaja es que tienen valor, un bajo nivel de procesamiento y utilidad.
Aunque probablemente su nombre no sea muy común, los commodities, al ser bienes básicos, son parte importante del funcionamiento de la economía y del modo de vivir de las personas, pues la escasez o la abundancia en la producción de bienes y las fluctuaciones en los precios de estos, entre otros, terminan por afectar a diferentes sectores y a todas las clases sociales. Por ejemplo, “El aumento en el precio del petróleo afecta de manera directa e indirecta la capacidad de compra de los hogares, los ingresos fiscales y, por lo tanto, la tributación y el gasto público de los gobiernos”, asegura José Eduardo Gómez, profesor de la Escuela Internacional de Ciencias Económicas y Administrativas.
Hoy, los commodities son utilizados en actividades financieras y de intercambio, y pueden clasificarse en cuatro categorías: los metales (oro, plata, platino y cobre), energía (petróleo y gas natural), cárnicos (ganado, carne de res, entre otros) y agrícolas (maíz, granos de soya, arroz, cocoa, trigo y cebada, por mencionar algunos). Por su misma clasificación, son productos que dependen de factores externos, de su transacción y de sus altos retornos, por lo que los márgenes de ganancias en este mercado pueden ser volátiles.
Precisamente, la volatilidad de los mercados y las tendencias económicas conllevan a la necesidad de diseñar estrategias económicas de inversión diversificada, con el fin de optimizar y maximizar el rendimiento financiero, tributario y económico, en general. Por ello, en épocas de recesión, inestabilidad financiera o crisis económicas, los commodities se convierten en una alternativa de inversión. Sin embargo, por ser bienes, su naturaleza de inversión es distinta. “La inversión más común y recomendada para invertir en materias primas son los futuros, es decir, aquellos que pueden negociarse tanto al alza como a la baja”, explica el profesor Gómez al equipo de Campus.
Por ejemplo, el principal commodity es el petróleo, ya que se usa en la producción de una amplia variedad de productos industriales en el mundo. “Se transa activamente en las bolsas y, la variación de sus precios, tiene impacto sobre las tasas de cambio y el crecimiento económico de países productores y consumidores de este bien básico”, continúa explicando el profesor José Eduardo. No obstante, existen commodities especiales, como el oro, considerado como activo refugio, es decir, cuando hay “turbulencia” en los mercados financieros, el precio de este metal precioso tiende a subir, pues los inversionistas toman mayores posiciones en este bien.
Para la inversión en commodities existen bolsas o mesas de dinero que ofrecen portafolios de inversión. No obstante, también puede invertirse directamente en el producto, realizar compras de acciones en empresas que producen materias primas o comprar acciones en bolsas especializadas en commodities. Sin embargo, es importante conocer cómo conseguir el producto y almacenarlo, manejar la logística y, en caso de querer venderlo en su momento, tener en cuenta las condiciones y un comprador.
Así, al momento de invertir en commodities, es importante tener en cuenta que su nivel de transacción es alto, pues son utilizados como materia prima en la producción de todo tipo de bienes y servicios, por lo que tienen un atractivo para todo tipo de inversionistas y compradores.
Si bien estos son bienes cruciales, su principal desventaja es que, cuando un país es abundante en la producción de un commodity, tiende a dedicar una parte muy importante de su capacidad productiva, descuidando el desarrollo de otro tipo de actividades. Por esa razón, los países exportadores de commodities se desindustrializan y reducen la diversificación de su aparato productivo. Un país como Colombia, cuyas ventas al exterior incluyen energía, minería y productos del agro, tiene una dependencia del 80,6 % del total de las exportaciones, según un informe de 2018 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).