La inteligencia artificial y su impacto en la educación
Obdulio Velásquez Posada, exrector y profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana, decidió desafiar al computador a contestar un examen de posgrado que abordaba temáticas de responsabilidad civil y del Estado, Common Law y Tort Law. Las preguntas se basaban en una compresión de lectura y un análisis de caso; nada diferente a los recursos que los estudiantes del nivel de especialización están acostumbrados a resolver.
Minutos después, el profesor Velásquez obtuvo los resultados. La máquina alcanzó una calificación alta (4.5), pues contestó la mayoría de las preguntas de manera acertada y una que otra de forma ambigua. En el mismo examen, los estudiantes de posgrado lograron calificaciones, en promedio, entre 3.5 y 4.0.
ChatGPT, el nuevo chatbot de inteligencia artificial desarrollado por OpenAI, responde preguntas en párrafos claros y concisos, sigue las indicaciones del ensayo e, incluso, escribe poesía. Así, está ganando popularidad en todo el mundo, pero alarmando a algunas universidades y otras instituciones educativas, porque aumenta la posibilidad de plagio y obliga a los profesores a cambiar la forma de enseñar.
“Desde el 30 de noviembre de 2022, el que se haya liberado de manera universal y gratuita el acceso a un sistema de inteligencia artificial para textos, significa una inflexión o ruptura en el Internet que conocíamos hasta ahora. Hay Internet antes y después del 30 de noviembre de 2022. Ha cambiado el modo como nosotros interactuamos para buscar información”, resalta el exrector, Obdulio Velásquez Posada.
Los chatbots actúan como herramientas de lenguaje universal y están configurados para interrumpir la educación. Entonces, si los profesores están asignando tareas a los estudiantes que pueden ser respondidas por inteligencia artificial (IA), ¿realmente están ayudándolos a aprender?, ¿están evaluando las competencias correctamente? Es momento de revisar esas alternativas para evaluar el aprendizaje.
Miremos hacia atrás. A partir de la presentación en 2011 del sistema de inteligencia artificial de IBM (más conocido como Watson), fue posible que un sistema de inteligencia artificial se comunicara de forma natural con los seres humanos. Ello posibilitó la creación de diversos sistemas, como los chatbots tan conocidos hoy.
En estos tiempos, existen sistemas de IA que están revolucionando el mundo en todas las áreas. Hay dos herramientas que llaman mucho la atención. Por un lado, MidJorney y Dall-e, capaces de crear imágenes a partir de descripciones, desde un texto y un lenguaje natural. La segunda herramienta que más está generando discusiones en la educación es Chat GPT, capaz de realizar ensayos académicos, presentaciones y hasta pasar los exámenes de admisión de distintas facultades en todo el mundo.
Óscar Boude, profesor de la Facultad de Educación y experto en tecnología educativa, afirma que “Eso nos deja ver que la IA es una de esas tecnologías que, como la imprenta o el internet, va a transformar la forma como nos comunicamos, interactuamos y relacionamos. Seguro cambiará para bien muchos de los procesos académicos que se desarrollan en las instituciones de educación. Como toda tecnología, genera cierta prevención, pues nos saca por completo de la zona de confort. Sin embargo, es una gran oportunidad para pensar a profundidad acerca de nuestro papel en el proceso y enfocarnos más en la solución de problemas reales, fortaleciendo la relevancia práctica”.
Lo primero que cambiará al incorporar la IA en los sistemas educativos son los tipos de actividades que planteamos, pues todas aquellas que puedan ser desarrolladas por sistemas de IA deben ser un apoyo para que el estudiante se centre en analizar, comprender, tomar decisiones y evaluar los posibles caminos en la solución de problemas reales.
“Necesitamos comenzar a desarrollar más la autonomía, el trabajo colaborativo, la construcción conjunta del conocimiento y, todo esto, implica pensar otra vez en qué consiste nuestra práctica docente y cómo se fortalecen nuestros conocimientos pedagógicos, pues son los únicos que nos permitirán diseñar procesos de formación que logren superar todos los retos que los sistemas de IA nos están poniendo”, concluye Boude.
Los desafíos que implica incorporar la IA a los sistemas educativos son, según Boude, “Que van a cambiar muchas de nuestras dinámicas, transformarán los procesos de formación y, si sabemos sacarles provecho, quizás cada estudiante desarrolle todas sus capacidades y solucione problemas de la vida real. Sin embargo, no podemos perder nuestra esencia, recordar lo que nos hace verdaderamente humanos; los sistemas de IA son y serán herramientas de apoyo que potencian los procesos de formación de nuestros estudiantes”.
Finalmente, Boude señala cuáles prácticas de enseñanza y aprendizaje innovadoras tiene la IA que repercuten en la forma de educar en la actualidad y en el futuro: “Los sistemas de inteligencia artificial permitirán la generación de contenidos educativos personalizados, monitores y tutores personalizados disponibles las 24 horas, sistemas para mejorar la escritura académica de los estudiantes y el mantenimiento de los syllabus y los cursos de formación virtual actualizados. También, podríamos pensar hasta en un sistema de asistentes virtuales que brinde a los estudiantes diferentes alternativas para aprender dentro y fuera del aula. Esos serían sistemas de predicción de la deserción escolar, como alarmas tempranas que permitan un acompañamiento personalizado. De igual forma, se contará con sistemas que respondan a la diversidad de las necesidades educativas, que sean inclusivos y permitan el desarrollo de las capacidades de cada estudiante”.