¿Está lista la economía colombiana para asumir los retos del COVID-19?
La economía colombiana asumirá, entonces, un total de 14.8 billones de pesos para contrarrestar las consecuencias derivadas del COVID-19.
El mundo fue testigo de la decisión de Emmanuel Macron, presidente de Francia, de suspender todas las reformas, aplazar las elecciones municipales, crear el Fondo de Solidaridad para ayudar a los empresarios, garantizar 300 mil millones de euros para préstamos bancarios de pequeñas empresas y el histórico aplazamiento de los cargos fiscales, entre muchas otras medidas sociales, institucionales y culturales.
En Colombia, la rápida expansión del coronavirus ha obligado a los entes reguladores y a las autoridades pertinentes a tomar medidas y precauciones rápidas, no solo para evitar la propagación de esta pandemia, sino también para contrarrestar los efectos económicos, financieros y sanitarios, entre otros, que se esperan.
Será necesaria la participación de otros sectores claves, en coordinación con el Gobierno, para mitigar la contingencia económica de los sectores sociales vulnerables.
El presidente Iván Duque puso a disposición un billón de pesos del erario nacional para créditos del sector agropecuario, para cubrir los giros adicionales de los beneficiaros de Familias en Acción, de Jóvenes en Acción y del Adulto Mayor. Además, con este dinero pretende sostenerse la congelación de las tarifas del servicio del agua, se brindará línea de crédito para que las empresas paguen su nómina, se refinancien los préstamos sin afectar la historia crediticia y se suspenda el pago de dos cuotas, entre otras medidas económicas.
La economía colombiana asumirá, entonces, un total de 14.8 billones de pesos para contrarrestar las consecuencias derivadas del COVID-19. Aunque la economía del país es distinta a la de Francia, “Las medidas adoptadas, tanto por el Gobierno nacional como por el Banco Central, van bien encaminadas y son necesarias para la solución de problemáticas que ya se ponen en evidencia. Sin embargo, debemos ser realistas y coherentes ante la capacidad de respuesta que permite la situación económica del país y los objetivos de largo plazo propuestos. Pensar que podemos replicar una a una las medidas de Francia [es desconocer] las diferencias de contexto entre los dos países”, aseguran Martha Misas y Wilson Rodríguez, profesores de los departamentos de Economía y Finanzas, respectivamente, de la Escuela Internacional de Ciencias Económicas y Administrativas.
Para posibilitar que Colombia cubra alguna de las deudas de su población, debe discriminarse el tipo de deuda. Es viable que en deudas financieras se otorgue un período, no solo de gracia -en el que se aplazan los abonos al capital, pero se siguen pagando intereses-, sino posponer todo tipo de pagos, ya que el sistema financiero colombiano es sólido y solo se verían los efectos en sus utilidades. Por otra parte, algunas deudas -como lo arriendos- pueden afectar a quienes, a su vez, viven de estas rentas, por lo que el tratamiento debería ser diferente.
“Nuestra economía venía recuperando su senda de crecimiento afectada por un choque en los precios del petróleo, que implicó una desaceleración en su producto interno bruto (PIB) desde 2014 y con un crecimiento en el 2017 de tan solo 1.4 %, el más bajo en la última década”, explican Martha y Wilson. Y, en salud, la inversión en el sistema ha sido precario, pues en el 2018 el gasto fue del 7.2 % del PIB, comparado con el 8.8 % de países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Esto muestra la vulnerabilidad de la economía colombiana para afrontar esta emergencia y las consecuencias en un futuro inmediato.
Los esfuerzos deben estar centrados, principalmente, en el fortalecimiento del sistema de salud para atender la emergencia sanitaria. Esto implica la activación inmediata del Acuerdo de Punto Final propuesta por el Gobierno, así como el uso inmediato de la capacidad instalada de la industria para aumentar la producción de insumos requeridos por los hospitales.
Asimismo, será necesaria la participación de otros sectores claves, en coordinación con el Gobierno, para mitigar la contingencia económica de los sectores sociales vulnerables -que no se enmarcan en los programas Familias en Acción, Jóvenes en Acción y Adulto Mayor-, los cuales garanticen, en primera instancia, el funcionamiento de un programa alimentario, como también subsidios para suplir el pago de arriendos y servicios públicos.
Así, la economía colombiana asume en dos escenarios los desafíos económicos que trae el coronavirus. El primero, la estabilidad de la inflación, con esfuerzos del Banco Central por mantenerla en el rango que establece la meta. Y, por otro lado, las cuentas nacionales que ya venían preocupando, como el déficit fiscal, el déficit en cuenta corriente, la tasa de desempleo en aumento durante los últimos meses y los altos niveles de informalidad en la economía.