El matrimonio en aislamiento: cómo resolver los conflictos con acierto
Ser asertivo implica también reconocer que nuestro punto de vista, aunque válido, no es la única verdad.
En Colombia, según los registros de la Superintendencia de Notariado y Registro, en un año promedio se celebran cerca de 50.000 matrimonios, cifra que se mantuvo para 2019. Así, quienes en 2020 estaban recién casados vivieron un inicio de matrimonio muy diferente, quizás, compartiendo la totalidad de su tiempo durante el día y la noche, debido a los confinamientos y a los aislamientos obligatorios. Esta situación, por supuesto, aparte de ser nueva para los recién casados, implicó un cambio para todos los cónyuges en su rutina.
Sin duda, estos escenarios representan un desafío y podrían desencadenar algunos conflictos; no obstante “Los conflictos son parte ineludible y, muchas veces, necesaria de las relaciones humanas. En estos, los individuos entran a interactuar desde sus particularidades y diferencias, para ajustarse a una relación”, comenta Ernesto Martín, psicólogo experto en relaciones matrimoniales, y profesor de la Facultad de Psicología.
Por lo tanto, un conflicto surge cuando los miembros del matrimonio se encuentran con posiciones difíciles de conciliar al tratar de debatir una idea, tomar una decisión o realizar una acción. Si el motivo de la discusión no se resuelve prontamente, puede percibirse al otro como alguien egoísta, que no comprende nuestro modo de ver la vida o nuestros principios.
Según Dora Schnitman, doctora en psicología y experta en conflicto y terapia, los conflictos corresponden a dos niveles. El primero, la diferencia no compromete la compatibilidad y las reglas de los casados, porque no hay hechos que causen daño o resentimiento; su resolución depende de acordar un tema específico, a partir de la comunicación y de la disposición para modificar un hábito, o negociar una opinión o una costumbre.
Por otro lado, si el conflicto implica una oposición a las reglas, los principios o las creencias, que para ambos resultan determinantes, o esto ha llevado a confrontaciones muy fuertes, es necesaria una negociación más amplia, para llegar a acuerdos satisfactorios y subsanar los posibles resentimientos. Inclusive, una asesoría profesional sería muy pertinente.
De este modo, y durante los aislamientos o en general para la vida matrimonial, algunas recomendaciones del experto Martín se concentran en “Evitar el escalamiento, es decir, no recurrir a los gritos, a las palabras descalificadoras (-que muestran al otro como una persona de poca importancia para su cónyuge). También eludir las expresiones insultantes, los actos violentos, y otras demostraciones de fuerza o rechazo. En otras palabras, es fundamental saber detenerse; si es necesario, también saber retirarse hasta que los ánimos estén calmados”.
Además, el psicólogo Martín agrega:: “Si la pareja experimenta fricciones o tensión por estar compartiendo el espacio, conviene que cada uno busque alguna actividad para estar solos por algunos momentos: -leer, escuchar música, caminar, etc.”.
Así mismo, si es necesario, expresar la incomodidad sin culpar o juzgar al otro, partiendo de la intención de comprenderse y apoyarse. Ser asertivo implica también reconocer que nuestro punto de vista, aunque válido, no es la única verdad. Por esto, también se trata de escuchar al otro, buscando entender su forma de pensar y de sentir. De igual manera, ayuda mucho buscar espacios en los que se desarrollen actividades satisfactorias para los dos, en la , cotidianidad del confinamiento.
Para concluir, si es una familia con hijos, es clave, en lo posible, no involucrarlos: ni como partícipes, ni como testigos. Si el conflicto se desarrolla en presencia de ellos, se aconseja detenerse y aplazar la conversación hasta contar con un espacio más reservado, pues los niños pueden experimentar las peleas como una amenaza a su estabilidad familiar.