COP16, una cumbre con tono de mujer y comunidades ancestrales  

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En marco de la COP16, se ha resaltado la importancia de escuchar las voces femeninas en su rol con el cuidado del medio ambiente. 

Por: Paula Sophia Martin Peñuela

En el encuentro ‘Defendiendo a las mujeres que defienden nuestro planeta’, de Zona Azul de la COP16, se realizó un llamado a la comunidad internacional para cumplir con las metas propuestas en pro del cuidado y la restauración de la biodiversidad. Además, se hizo evidente la necesidad de visibilizar y escuchar las voces de las lideresas ambientales que promueven la protección de sus territorios y los conocimientos ancestrales de sus comunidades. 
Kelly Campo Becerra, lideresa ambiental y socia de la iniciativa ‘Mujeres cambiando su mundo’ de ONU Mujeres y la embajada de Alemania, recalcó que “hablar de biodiversidad, paz y de transformaciones en el territorio pasa por las visiones que tenemos las mujeres, sin nosotras no hay paz ni biodiversidad ni territorio”. 

Entre las principales exigencias de las mujeres que hacen parte de este grupo se destaca la necesidad de garantizar mecanismos que aseguren su acceso a la información, participación y justicia ambiental para que sus perspectivas sean centrales en la toma de decisiones sobre soluciones climáticas. 

Esto es relevante ya que, por ejemplo, históricamente las mujeres indígenas han cumplido roles de guardianas en su comunidad, pero suele reducirse su rol a esto. De hecho, en un estudio publicado por la oficina del alto comisionado de las Naciones Unidas, se resalta la importancia de no caer en esto, pues también son agentes de cambio activo de su cultura y saberes. 

Para Felipe Cárdenas, antropólogo con conocimientos en desarrollo sostenible y profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de La Sabana, “la biodiversidad está estrechamente relacionada con las culturas indígenas. La selva, que vemos como ecosistemas naturales, es el resultado de siglos de trabajo por parte de estas familias y, la problemática más grande relacionada con la diversidad que enfrenta la mujer indígena tiene que ver con el reconocimiento a su trabajo tanto por la sociedad mayor, como por su propia comunidad”.

Pese a dichas afirmaciones, la realidad es dispar. El monitoreo de violencia contra liderazgos realizado por la Misión de Observación Electoral (MOE) encontró que, de las 441 vulneraciones registradas en lo corrido del año 2020, el 21,8% corresponde a hechos contra lideresas políticas, sociales y comunales. 

Lo anterior, para Cárdenas, se traduce en diversos tipos de violencias. “Las líderesas se enfrentan a la violencia de género. A las violencias propias del exterminio y etnocidio fomentando por los grupos armados ilegales. También la aculturación que opera por la vía de la educación ejerce traumas y violencias entre la mujer indígena”, por lo que algunos expertos sugieren la necesidad de proteger a estas mujeres. 

Esto es congruente con un artículo de la ONU mujeres titulado “How biodiversity loss affects women, and how to turn the tide” (Cómo la pérdida de biodiversidad afecta a las mujeres y cómo cambiar el rumbo), en el que se da cuenta de cómo el grado de afectación varía según sus vulnerabilidades preexistentes, marginalización y dependencia del entorno compartido. 

En el mismo informe se explica que, “alrededor del 26 % de las mujeres empleadas trabajan en la agricultura, y millones más tienen responsabilidades informales que dependen del medio ambiente, como cultivar una parcela familiar o ir a buscar agua”.