La vejez, una oportunidad y un reto para tener una buena calidad de vida
En Colombia, según el estudio “Colombia envejece” de la Fundación Saldarriaga Concha, hay cerca de 5.2 millones de personas con más de 60 años (10,8% del total de ciudadanos), y se calcula que para el 2050 habrá 14,1 millones. Hablar de salud mental en adultos mayores y la forma en que la sociedad afronta este proceso es fundamental para el bienestar de esa población.
La vejez es una oportunidad para lograr y cumplir sueños que en la juventud no pudieron cumplirse. Este es tiempo dorado para lograr una mejor calidad de vida “es una época para realizarse”, como afirma María Lucía Samudio, doctora geriatra que trabaja en la Universidad de La Sabana.
Pero para lograr una buena calidad de vida en la vejez, es importante tomar medidas que apunten a mejorar el bienestar tanto físico como mental de la población adulta. “Hay dos tipos de envejecimiento: el normal y el patológico. Es una raya delgada que hace que las personas se vayan deteriorando sin que uno se dé cuenta”, dice la doctora Samudio.
En Colombia, por ejemplo, hay cerca de 5.2 millones de personas con más de 60 años, lo que corresponde al 10,8% de la población, según el último estudio de la Fundación Saldarriaga Concha, y se espera que para 2050 haya 14,1 millones.
Y según el Ministerio de Salud, con su “Encuesta Sabe”, que se llevó a cabo en 32 departamentos en el país, después de la hipertensión arterial, los problemas relacionados con depresión y enfermedades psiquiátricas son lo que más afecta a los mayores de 60 años.
Ante una población que cada vez se hace mayor y que se ve afectada por problemas relacionados con su salud mental, se hace indispensable hablar de cómo afrontar este proceso desde las familias, de forma responsable.
La Universidad de La Sabana y el Carter Center llevan cinco años siendo socios para luchar contra el estigma de las enfermedades mentales, otorgando becas a periodistas para formarlos en estos temas.
Aumentar el diálogo para preservar la salud mental
Rebecca Palpant, directora sénior asociada al Carter Center, en una visita a la Universidad de La Sabana en junio, afirmó: “Lo que realmente estamos buscando en Colombia es incrementar el diálogo y la discusión acerca de la salud mental”.
Durante esa visita, Eve Byrd, directora del programa de Salud Mental del Carter Center, dijo que los cambios de comportamiento en adultos mayores no deben ser atribuidos exclusivamente al envejecimiento. “Las personas necesitan entender los signos y síntomas más comunes, como los desórdenes depresivos, ser más irritable y menos flexibles con situaciones cotidianas”, aseveró Byrd.
Como reconoce Byrd, quizá para una persona que tenga 80 años salir a dar un paseo en bicicleta o viajar no resulte placentero. Sin embargo, si esas personas ya no disfrutan placeres simples, como estar en familia, estos pueden ser síntomas que enciendan las alarmas. “Los cambios de apetito o hablar frecuentemente sobre la muerte pueden ser una bandera roja”, dijo.
La génesis de este tipo de enfermedades en adultos mayores proviene de los cambios de papeles con el paso de los años. Para la población mayor, la soledad es un gran contribuyente para la depresión y la ansiedad cuando se retiran de su carrera o de sus familias.
Por su parte, la doctora María Lucía Samudio dice que “actualmente la Universidad tiene como objetivo formar a profesionales de las diferentes carreras en temas de envejecimiento y vejez”.
La gran pregunta es: ¿cómo está envejeciendo la población colombiana en materia de salud mental?
La doctora geriatra María Lucía Samudio dice que, en materia de envejecimiento, hay que reconocer cuándo el envejecimiento se debe a un proceso normal del organismo y cuándo a una afectación mental.
“El punto de vista positivo es que, a pesar de los cambios fisiológicos, es importante valorar al adulto mayor como la persona que es, por su sabiduría y experiencia. Hay que crearles espacios para que ellos puedan hacer todo lo que antes no habían podido, para realizarse como personas”, cuenta Samudio.
Esa es realmente la edad de oro de la que se habla, en la que día tras día se construye el proceso de envejecimiento y la felicidad. Sin embargo, no todas las personas logran vivir un proceso armónico. Como señala la doctora Samudio, “hay personas que son dependientes y no logran un envejecimiento tan positivo, especialmente las personas con trastorno neurocognoscitivo (más conocido como demencia), una de las enfermedades más frecuentes junto al trastorno depresivo ansioso”.
Sin embargo, vivir ese proceso de envejecimiento de forma armónica involucra activamente a las familias, a quienes cumplen el papel de cuidadores y acompañan a los adultos mayores. “El proceso de envejecimiento comienza desde que nacemos y termina en la vejez, y es responsabilidad de cada persona tener hábitos saludables que garanticen un envejecimiento digno”, dice la geriatra.