Campus: ¿Qué espera del equipo que recibe? 

Rolando Roncancio Rachid: Que cada vez nos sintamos más en nuestra casa, que cada vez nos sintamos más orgullosos de pertenecer a nuestra Universidad y más cerca de ese proyecto que hemos recibido legado, porque es potente, con gran sentido, y con raíces muy sólidas y muy profundas para impactar nuestra sociedad. En la medida en la que estemos intensamente ilusionados e identificados con ese proyecto, tendremos más creatividad, más compromiso y más posibilidad de entender que las buenas ideas pueden provenir de cualquiera y de todos, para contribuir al futuro y a la sostenibilidad de la sociedad.

Espero que seamos competentes de talla mundial en cada una de las cosas que hacemos en la Universidad de La Sabana, desde y en nuestros equipos de trabajo.

 C: ¿Cómo se imagina la Universidad en 10 años? 

RRR: Me imagino a la Universidad como una organización ágil e innovadora, con una reputación bien ganada, pues esta no es otra cosa que el resumen de la realidad y de las percepciones que se tienen de ella. Una universidad ágil, innovadora y con mucho impacto tangible, desde una propuesta clara de un humanismo cristiano para la era digital.

Para ello, tenemos que ser una organización muy centrada en nuestra misión, conscientes de nuestro margen y conectados con el entorno; una universidad con programas completamente modularizados, con distintos modelos de entrega que puedan hacer cada vez más realidad la personalización del aprendizaje, de la enseñanza de la que habla nuestro proyecto educativo. Una universidad que sistemáticamente está conectada con los problemas reales importantes y que se ha ganado la confianza de muchas organizaciones para incluir sus problemas reales en nuestros procesos de investigación; una investigación inspirada en el impacto tangible, con aportes para el corto y el largo plazo y que, por lo tanto, tiene mucho para decir, opinar y publicar.

Una universidad que muchas veces al año recorre la última milla con otras organizaciones, a través de emprendimientos, de retos, de alianzas, en donde se aterrizan soluciones sostenibles derivadas de una institución que hace propuestas constantemente y que enfrenta los retos del transhumanismo. Quisiera ver muchos “Unisabana Herons Ventilator” en todas las áreas del conocimiento, como un proceso continuo de inserción en los sistemas de innovación abierta.

Esta seguirá siendo una universidad que, basada en sus principios, entregue profesionales como siempre lo ha hecho, pero ahora para la era digital, para el siglo XXI: profesionales a prueba de robots, emprendedores y científicos, gracias a los doctorados que con seguridad, para ese momento, superarán la decena.

 Campus: ¿Cómo se siente asumiendo la Rectoría de la Universidad de La Sabana? 

RRR: Con muchos retos, los que nos han correspondido para esta época. Muy ilusionado, confiado y tranquilo porque la Universidad es un equipo de trabajo maravilloso que se apoya en un proyecto educativo profundo, muy profundo, cuyas propuestas pueden llenar muchas de las necesidades de nuestra sociedad.

Asumo este momento con mucha humildad, tanto por mis limitaciones personales como por lo realmente retador del contexto actual: una educación superior en disrupción, unas circunstancias globales únicas -en una centuria, al menos- pero que juntos asumiremos de la mejor manera, gracias a la unidad y a este gran equipo.

 C: ¿Qué nos deja este tiempo de pandemia? 

RRR: Como sociedad, nos tiene que dejar un aprendizaje para ser más solidarios, la consciencia de entender que de verdad nos necesitamos los unos a los otros, que tenemos que apoyarnos los unos en los otros y que, como dijo el Papa Francisco en la bendición Urbe et orbi, estamos en la misma barca, dependemos unos de otros, pero que la barca puede perecer. También el ser más fraternos, más cercanos, como también lo dice el Papa en su nueva encíclica.

Para la Universidad, pensar en que cuando regresemos debemos volver al futuro y eso implica asumir la aceleración de los cambios que la pandemia ha producido y, en nuestras formas, de trabajar y capitalizarlo en favor de la organización, de nuestra gente, de nuestras familias; para ser más felices, más innovadores, más flexibles, más abiertos en las formas de entregar nuestro trabajo; manejar y aprovechar más el valor de la presencialidad. Ir al campus deberá ser ahora una experiencia sinigual, que agregue valor siempre.

 C: ¿Qué le espera al país en este momento?, ¿qué reto tiene? 

RRR: Un camino de recuperación. Le esperan muchos retos; con una sociedad polarizada, debería ganar en unidad. Ahora, seguramente, el país tendrá unas brechas económicas más grandes, con una necesidad inmensa de trabajo solidario.

“Si tuviera que escoger solo un reto, este sería trabajar por tratar de reducir las brechas a todo nivel en el país y el gran reductor de brechas es, sin duda, la educación; y, en especial, la educación superior. Seremos protagonistas de la recuperación”.

“Esta seguirá siendo una universidad que, basada en sus principios, entregue profesionales como siempre lo ha hecho, pero ahora para la era digital, para el siglo XXI: profesionales a prueba de robots, emprendedores y científicos”.

El país debe hacer el ejercicio de mirarse, de reconocerse, con sus fortalezas y debilidades; y tenemos que trabajar por remediar esas divisiones grandes y profundas, desde lo económico y lo político. En ese contexto, como Universidad, debemos encontrar la forma de contribuir a mejorar, a partir de la identificación de ventajas comparativas para construir ventajas competitivas que, como país, pueden llegar a impactar la educación en temas de ciencia, tecnología e innovación.

Y ahí no solo está esta Universidad, sino todas; tenemos un lugar privilegiado. Somos una pieza clave en esos ecosistemas que puedan hacer posible el trabajo armónico para la consecución de soluciones y de nuevas propuestas, acompañado de una meta-reflexión social sobre hacia dónde vamos, pero metiéndonos de lleno en la sociedad misma. Nuevamente, parafraseando al Papa Francisco, a través de una universidad “que huela a oveja”, que se involucre y que ayude a dar solución a problemas reales.

Si tuviera que escoger solo un reto, este sería trabajar por tratar de reducir las brechas a todo nivel en el país y, el gran reductor de brechas es, sin duda, la educación; en especial, la educación superior. Seremos protagonistas de la recuperación.