Alumni Sabana se destaca con su emprendimiento en el Beka Museum en Nueva York

María Panesso, graduada de Derecho y Administración de Negocios Internacionales, logró, por medio de su emprendimiento, exhibir las obras de su galería de arte en el Beka Museum en Nueva York.

María Esther Panesso Mercado, graduada de Derecho y de Administración de Negocios Internacionales de la Universidad de La Sabana, se ha destacado por tener una carrera excepcional como abogada y por tener y administrar su propia galería de pintura. Gracias a ese trabajo, en julio llegará a Nueva York a exhibir sus obras en el Beka Museum.

Para hacer exitosos sus proyectos profesionales, María Esther considera que lo mejor que pudo hacer fue estudiar Administración de Negocios Internacionales y Derecho. Mientras que el primer programa le permitió entender cómo funciona una empresa y cómo administrarla, la segunda le dio los insumos necesarios para constituirla a nivel jurídico. “Eso me dio un conocimiento estructural mucho mayor para poder crear mi propio negocio. Por eso, a mi Universidad tengo todo para agradecerle, porque lo que soy es formación de La Sabana”.

Particularmente, el derecho ha ocupado, incluso en el presente, un lugar muy importante en su vida profesional. Mientras que por las noches se dedica a trabajar en sus pinturas, pasa los días en su firma de abogados, un negocio que comparte con su madre y hermano, y en donde se desempeña como abogada de familia.

Aunque no le es fácil tener dos trabajos como independiente, porque implica administrar el tiempo para cumplir con ambos roles, María asegura que es lo mejor que ha podido hacer para seguir trabajando en lo que le gusta y mantener una estabilidad financiera.

Su pasión por el arte

Desde muy pequeña, ha creado cuadros que surgen de la inspiración de fotografías y personas que llaman su atención. Hoy, uno de sus emprendimientos es una galería de arte ubicada en el norte de Bogotá. María dice que, en este punto de su carrera artística, está convencida de que la materia prima más importante de su trabajo no es ni el color ni el lienzo, sino la pasión. “Yo puedo pasar diez horas feliz pintando. Creo que cuando lo que te mueve es una fuerza interna, que se llama pasión, es muy diferente a hacer las cosas cuando no hay convicción”, reflexiona la artista.

Esa misma convicción fue la que la llevó a animarse a vender sus obras y a exponerlas en diferentes galerías en Bogotá. Recientemente, el miembro de un museo en los Estados Unidos, que conoció su arte a través de un amigo en común, le sugirió apostar por una proyección internacional. Por eso, se postuló en una convocatoria para exhibir su trabajo en el Beka Museum, ubicado en la Quinta Avenida en Nueva York, una de las calles comerciales más importantes de esa ciudad estadounidense. Para ser seleccionada, su propuesta pasó por la Universidad de Yale y por el ojo crítico de dos curadores del museo. “Como era algo tan grande, lo hice sin mucha expectativa. Luego, me aceptaron y me siento viviendo el sueño de todo artista”, expresa con ilusión.

La versatilidad que caracteriza las obras de Mercado —como firma sus cuadros— fue lo que más llamó la atención de los curadores a cargo de la exposición. Aunque algunos conocidos le han sugerido que se enfoque en pintar siempre objetos o personajes similares para que sean los que definan el carácter de su obra, ella ha descubierto que lo que hace realmente valioso su arte es que, con cada pieza, cuenta historias diferentes. Su interés, según comenta, es: “Hacer oír mi propia voz, entendiendo que hoy en día los emprendimientos son muy disruptivos. Por eso, he venido pintando lo que me sale del alma. Creo que eso ha tenido muchas ventajas porque siempre que viene alguien a la galería se enamora de un cuadro. Eso me ha facilitado llegar al corazón de la gente”.

Así, pintando diferentes personajes y utilizando numerosas técnicas y materiales para finalizar sus pinturas, María Esther no solo está cerca de hacer llegar su obra a Nueva York (lo cual se dará en julio), sino que mantiene la satisfacción de saber que rompió sus propios estigmas sobre cómo sería emprender en el arte. “Realmente, yo nunca pensé que las pinturas se pudieran monetizar. A uno siempre le dicen que es difícil, pero la verdad a mí me ha fluido mucho”. Confiesa que su secreto está, justamente, en su capacidad para satisfacer los intereses y gustos de cada uno de sus clientes, lo que la ha llevado, incluso, a ofrecer obras personalizadas. “Uso las mejores pinturas y el mejor lienzo. Mi prioridad es que la persona que compre el cuadro se sienta realmente satisfecha con lo que se lleva a su casa”, comenta la graduada.

Para María Esther, una aptitud necesaria para alcanzar el éxito en el emprendimiento es la persistencia. Ante las dificultades que implica ser independiente, según dice, es importante ser paciente, mantener la fe y ser inquieto para hallar soluciones eficientes que permitan proyectar el negocio. Por último, advierte un elemento más, que no considera menor y que ha sido valioso en su camino profesional: “He tenido la fortuna de tener gente al lado que me ha ayudado a salir adelante. Pienso que rodearse bien en la vida es una de las cosas más importantes que hay”.