¿Tengo claro mi proyecto de vida familiar?
Guia para elaborar un proyecto de vida
La pandemia ha evidenciado una realidad: el trabajo, la escuela, la vida social y la mayoría de los procesos de nuestra vida pueden cambiar. Sin embargo, tenemos una institución que permanece y nos acoge siempre: la familia. Por esto, Aida Casadiego, profesora del Instituto de La Familia, dice que “En esta época, vale la pena tomarse un espacio como familia para construir un proyecto familiar sólido, que permita conocernos y conocer a los demás para potencializarnos como personas”.
¿Qué es un proyecto de vida familiar y por qué es importante tener uno?
El proyecto de vida familiar es el diseño de un plan para el futuro, que parte de un trabajo conjunto entre la pareja y los demás miembros de la familia. Con ello, se logra una vida óptima y viable para todos. Se basa en las virtudes y valores primordiales de cada familia; es importante, ya que permite cumplir con una de sus misiones fundamentales: el desarrollo integral de todos sus miembros.
¿Cómo nos aporta la creación de un proyecto de vida familiar en un momento histórico como el que vivimos, con pandemia y tantos cambios en la normalidad?
Para desarrollar un proyecto de vida de manera exitosa, es importante trabajar en la resiliencia, la habilidad que permitirá asumir todas estas adversidades como oportunidades, y los desafíos que permitirán el surgimiento de nuevas situaciones, con nuevas metas y proyectos que den sentido y propósito a nuestra existencia. Así mismo, un proyecto claro permitirá sentir que tienes una guía en medio de cualquier adversidad. Aunque los caminos se acorten o se alarguen, cada familia tendrá claras sus prioridades.
¿Cuándo es el mejor momento para crear un proyecto de vida?, ¿puedo hacerlo si ya tengo conformada una familia?, ¿tiene una fecha de vencimiento?
El mejor momento para hacer un proyecto de vida es el hoy. Algunas personas suelen realizarlo al inicio de año. Sin embargo, cualquier momento es oportuno para empezar a construirlo. Es importante que cada miembro de la familia tenga su propio proyecto de vida y, al mismo tiempo, construir uno en el ámbito familiar, que contenga las metas, viajes y proyectos comunes. Es primordial ir evaluando el proyecto de vida cada dos o tres meses para ajustarlo según los imprevistos que se vayan presentando. Nunca se vence; siempre se reconstruye.
¿Qué hacer si no podemos cumplir nuestro proyecto a cabalidad?, ¿cómo lo adaptamos a las circunstancias de nuestra vida?
Esto tiene mucho que ver con la capacidad de ser creativos y de estar dispuestos a tener un abanico de posibilidades que permita cambiar de rumbo sin renunciar a los sueños. Se trata de estar abierto a que también el camino de la vida sorprende y va demarcando otro hacia la propia felicidad.