¿Quiénes somos?
Somos una unidad académica e investigativa interdisciplinaria de la Universidad de La Sabana (Colombia). Que trabaja por impulsar a las personas para fortalecer los vínculos familiares, impactando el bienestar de la sociedad y el desarrollo de las organizaciones.
Nuestro portafolio integra diferentes programas y servicios como lo son la Maestría en Asesoría Familiar y Gestión de Programas para la Familia (virtual), diferentes diplomados y cursos cortos, programas como Netxox (Afectividad, Sexualidad y Salud Humana), formación para padres de familia y formación para estudiantes. Asimismo, contamos con el Consultorio de Asesoría de Familia, que trabaja con un modelo propio y validado de acompañamiento. Además, somos consultores para las organizaciones que desean alcanzar la certificación efr como parte de sus programas de Responsabilidad Social.
Contamos con el grupo de investigación “Familia y Sociedad”, categorizado “B” por MinCiencias. Publicamos artículos de investigación en Revistas Indexadas, también, libros y material de divulgación.
Estamos certificados como Empresa Familiarmente Responsable (efr), certificación otorgada por la Fundación Más Familia (España), por nuestras buenas prácticas organizacionales de balance familia – trabajo.
Propósito
Impulsamos a las personas para fortalecer los vínculos familiares, impactando el bienestar de la sociedad y el desarrollo de las organizaciones.
Nuestra Historia
Aportes de Ex-Directores del Instituto de La Familia
Carlos Zequera
Director del Instituto de La Familia 1992 – 1994
El Instituto de la Familia tiene su origen remoto en el Programa de Orientación Familiar creado por la Universidad de Navarra, mediante el cual la academia se vincula a la formación y fortalecimiento de la institución fundamental de la sociedad. En 1987, si mal no recuerdo, varios matrimonios colombianos, entre ellos, Humberto y Gabriela Luján participaron en el mencionado programa. Humberto se entusiasmó de tal manera con el Programa de Orientación Familiar, al descubrir que, mediante ese valioso recurso, se podía contribuir eficazmente a superar los grandes problemas que enfrenta la sociedad actual, que se propuso llevarlo a toda la América Latina; tal era el espíritu que animaba a este “Quijote” de la familia, que imitando a san Francisco Javier, se propone extenderlo desde el Rio Grande del Sur , hasta la Patagonia.
Funda, con un grupo de amigos, en Medellín el Instituto de Familia IDEFA, logra un convenio con la Universidad de Navarra para comenzar a expandir el programa por Colombia y lo lanzan inicialmente en la ciudad de Medellín. Luego, con la valiosa aportación de la doctora Ana María Araujo, quién venía trabajando como profesora internacional de la Universidad de Navarra para este programa, se extiende a la ciudad de Bogotá.
Pronto Humberto se dio cuenta que para llevar a cabo tan ambicioso programa era necesario sustentarlo en una entidad de mayor envergadura y le propone asumirlo a la Universidad de la Sabana. Se crea entonces el Instituto de la Familia de la Universidad de la Sabana en 1989 con Humberto Lujan como su primer director.
La primera promoción de este programa de dos años, en el que participamos treinta y cinco profesionales, se graduó en 1990.
En ese mismo año, por iniciativa de Ana María Araujo me vinculé al Instituto como profesor; y dos años más tarde fui llamado a ejercer la Dirección del mismo por el Vicerrector Académico de la Universidad de la Sabana, Dr. Eduardo Borda, cargo que desempeñé hasta 1994.
En el periodo que va desde 1989 a 1994 el gran desafío que enfrentamos con el pequeño grupo de entusiastas, en el que participamos Ana María Araujo, María Eugenia de Llorente, Ruth de Berrío y Álvaro Sierra como profesores, lo constituyó enfrentar la expansión del Instituto a las demás ciudades de Colombia y luego a otros países de América Latina, para corresponder al gran sueño de su fundador. Es así como el programa llegó, además de Medellín, a Barranquilla, Cali, Cartagena, y Armenia; y en el mismo período se extendió al Ecuador con la fundación de los institutos IDEOF en Quito y Guayaquil. Luego al Perú en donde se fundó EDUFAM que luego sería sustituido por el Instituto de la Familia de la Universidad de Piura.
Esta primera etapa de la expansión de las labores del instituto implicó un intenso programa de viajes a las principales ciudades de Colombia y a los países vecinos; pero valió la pena, porque el programa tuvo una extraordinaria acogida en todos estos lugares. Detectamos, entonces, entre los matrimonios que se inscribían en el programa, una gran sed de conocimientos sobre temas de matrimonio y familia.
Más tarde, ya en el año de 1994, se vio la necesidad de hacer ajustes al programa original debido a que un número importante de participantes se vio obligado a abandonar el programa a causa de la exigencia de presentar un trabajo académico mensual, al final de cada uno de los dieciocho módulos que lo integraban, por lo cual fue necesario liberar a los participantes de la obligación de presentar tales trabajo.
Por otra parte, un grupo de participantes con profesiones afines a los temas de familia, sugirió la creación de programas de postgrado y para corresponder a tal deseo se inició la estructuración de la especialización en Desarrollo Personal y Familiar que se lanzó por la Universidad de la Sabana en 1996.
Por la misma época viajamos a la Universidad de Navarra con el propósito de proponer al Instituto de Ciencias para la Familia la creación de un Master y dar acceso a programas de Doctorado en temas de familia que dieran mayor entidad a los estudios propios. El Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad de Navarra acogió la propuesta y se iniciaron los estudios de estructuración del Máster en Matrimonio y Familia que vió la luz en el año 2000 y cuya primera promoción se graduó en el año 2002.
Gracias a Dios se ha venido incrementando el número de Institutos de la Familia en América Latina: Hasta el momento se han creado diecinueve instituciones, lo que nos permite afirmar que se ha “puesto de moda la familia en la academia” y esto constituye una gran esperanza para la mejora de la sociedad de nuestro tiempo a partir de la mejora de su institución fundamental.
Ana María Araujo Vélez
Directora del Instituto de La Familia 1994 - 2003
En 1984 empezamos un grupo de orientadores familiares egresados de la Universidad de Navarra a trabajar por la familia en Colombia desde diversos campos: escuelas de padres – entonces desconocidas en Colombia-, formación de Orientadores Familiares de mano de ese Alma Mater. Logramos ser una voz en los medios de comunicación para llegar a muchos de manera masiva -de la mano de Promec-. Pronto se vio que aquello cuajaba y que apuntaba a una necesidad sentida en nuestro país y en otros a donde también viajábamos para apoyar a los padres de familia a fortalecer sus relaciones y a ser mejores educadores de sus hijos. Este trabajo creció de tal manera, que la Universidad de La Sabana (1989) abrió sus puertas a la creación de un Instituto de La Familia desde el cual se continuó la labor empezada y se apuntaló con investigación. Ya hace treinta años.
Inicialmente trabajé como directora académica del Instituto, desde 1994 hasta el 2001 como directora, y desde entonces, como profesora e investigadora. El mayor desafío de aquella época fue constatar que al haber personas en condiciones tan diversas en Colombia, existían también diversas necesidades y debíamos buscar los medios para lograr aportar apoyar a todos. A esto se sumaban los fuertes cambios ocurridos en el siglo pasado, tales como los roles femenino y masculino, el tamaño de las familias, el estilo de vivienda, el paso de familias de corte patriarcal y matriarcal a nuclear, la irrupción del mundo de los computadores, el celular, la internet y sus derivados. Pasaron los niños de jugar y socializar en las calles con sus vecinos a verlos como enemigos en potencia y encerrarse en sus casas en manos de juguetes electrónico. Era un mar sin orillas y había que poner orden.
Pronto empezamos a trabajar en dos líneas iniciales: Escuelas de Padres y Formación de Especialistas en Educación y Asesoría Familiar, quienes llevarían el apoyo a miles de familias. Al cabo de tres años, esto se había consolidado gracias a un equipo maravilloso de profesores esparcido por toda la geografía nacional, quienes hacían parte del Instituto y colaboraban con investigación y docencia desde diversos lugares. Así se publicó la colección de LA AVENTURA DE EDUCAR, en siete tomos y consolidamos la Especialización. Pero las necesidades eran muchas más.
Empezamos a soñar con un proyecto que se llamó CONSTRUYENDO LA PAZ DESDE LA FAMILIA CAMPESINA, tan maltratada por la violencia, por las migraciones, por la lejanía. Sucedió entonces una tragedia, el terremoto en el eje cafetero (1999), allí teníamos profesores y alumnos mediante un convenio con la Universidad del Quindío, y no sabíamos de ellos. Nos fuimos a buscarlos, los encontramos, y se nos desveló una nueva necesidad: familias disgregadas, habían perdido todo, y además estaban con hambr. Nació así el programa CONSTUYENDO LA PAZ EN EL EJE CAFETERO, al alimón entre el Instituto de La Familia y la Escuela de Negocios, ambas de La Sabana,. Adelantamos un programa de acompañamiento y reorganización de líderes y familias, se hizo una cooperativa, se consiguieron préstamos, y las familias estaban nuevamente activas.
Paralelamente en Bogotá, y con el apoyo de FANA, abrimos otro programa: LIDERAZGO COMUNITARIO: PERSONA, FAMILIA Y SOCIEDAD. Lo hicimos de la mano de algunos líderes comunitarios de Bogotá en zonas deprimidas, buscando atender sus necesidades, ofreciéndoles un espacio paralelo para atender a sus hijos y hacerles talleres en valores. Fueron cientos quienes pasaron por esa formación y siguen trabajando es sus comunidades. Hubo mucho trabajo, mucho esfuerzo, y muchas alegrías al ver que poníamos un grano de arena necesario en la construcción de familias y en el desarrollo de personas con principios y capacidad de adaptarse a su entorno.
Marcela Ariza de Serrano
Directora del Instituto de La Familia 2003 - 2012
Cuando se habla de Familia siempre se está enfrentado a un desafío, por todas las convulsiones que hoy la sacuden. Es urgente que siga siendo el escenario más importante del desarrollo humano, el espacio único para el cultivo de la imaginación y la capacidad de adaptación, el lugar del desarrollo de la capacidad de amar; el motor del perfeccionamiento personal y la base de lanzamiento para fortalecer las instituciones sociales de todo tipo.
Con esta compleja misión y en un momento tan apasionante de la historia, (2000-2012. Nuevo milenio) pero a la vez, de un marcado deterioro humano, este patrimonio de la humanidad pide desafíos permanentes, para protegerla y favorecerla de modo que despliegue su cometido para bien de todos.
En el Instituto de La Familia, como Unidad académica de la Universidad de la Sabana, la familia, más que un tema, ha sido tratado como la experiencia más significativa en la vida del ser humano, al ser el hábitat primario para ser engendrado, para nacer, desarrollarse y morir de manera personal.
Es, por esta razón, que su interés principal ha sido durante todos los años de existencia la investigación interdisciplinar de la familia con un fundamento antropológico de la naturaleza y la dinámica familiar, además la formación de los padres de familia con programas que amplíen sus conocimientos sobre el funcionamiento de la familia y su gran protagonismo, cursos semestrales a jóvenes universitarios sobre el amor humano y el significado de hacer familia, a profesionales de todas las disciplinas para que desde sus lugares de trabajo promuevan el desarrollo de la familia, a líderes de comunidades sociales, que con su trabajo arman redes de apoyo con las diferentes instancias sociales para acompañar a las familias.
Estamos frente a un trabajo apasionante, con y por la familia, por aquella en la que la crianza, la educación y la socialización de las nuevas generaciones, son asumidas como un trabajo artesanal, no industrial ni en serie. Es decir un trabajo uno a uno, que exige adaptar la autoridad y la ternura de papá y mamá a la edad, al sexo, al temperamento y la personalidad de cada hijo. Todo esto viviendo la unidad matrimonial, la vida y el esfuerzo.
Todos los profesionales que trabajan con la familia necesitan estudiar y mucho, profundizar principalmente en la dinámica del ser humano, aquello que es necesario afirmar, y defender de todos y cada uno en cualquier circunstancia, lo que permite entender con mayor hondura sus restantes dimensiones o atributos: conocimiento, libertad, amor, intimidad, interrelación, dialogo. Etc., que son propias de una persona. Para construir una base común de quienes están convencidos de que la persona es lo más maravilloso que existe en el universo y el protagonista por excelencia de la familia.
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