UCI pediátrica: ¿cómo manejar las emociones?

Andrés Sanmiguel, graduado de la Especialización de Cuidado Intensivo Pediátrico de la Universidad de La Sabana, llega a su trabajo en la Unidad de Cuidado Intensivo (UCI) pediátrica del hospital Simón Bolívar en horas de la tarde. Allí, trata todo tipo de patologías, incluidas las de los pacientes quemados. Andrés empieza su jornada con una ronda a su pabellón y revisa el estado de salud de cada uno de sus pacientes, para definir los tratamientos y las intervenciones que se requieren en el turno.

A lo largo de su día, Andrés informa a los familiares sobre el estado de sus seres queridos. Está presto a las emergencias y situaciones de riesgo que lleguen de otras áreas del hospital a su unidad. Además, según María Isabel Uscher, presidenta de la Sociedad Colombiana de Pediatría Regional Bogotá, “En Bogotá se registra hoy una ocupación del 73 % en camas de UCI pediátricas y del 76 % en la hospitalización pediátrica”.

En horas de la noche, Andrés regresa a su hogar, un lugar que le trae la paz necesaria para seguir adelante cada día. Además, trabaja como intensivista pediátrico en la Fundación Santa Fe de Bogotá y en la Clínica del Country, en algunas jornadas de la mañana.

Gracias a su formación en La Sabana, se destaca por su vocación de servicio y por los valores en el trato de los pacientes y sus familias, porque las unidades como la UCI requieren un muy buen manejo de las emociones debido a las complicaciones imprevistas de cada día; se debe manejar correctamente la forma de comunicarse con los pacientes y sus familias. 

Algunas reflexiones de Andrés:

1. Detrás de cada paciente hay una familia. Por ende, es necesario darles la seguridad de que su niño o niña está en excelentes manos y que haremos todo lo posible para que regrese a casa en las mejores condiciones.

2. Como médicos intensivistas pediátricos o personal de la salud, debemos equilibrar nuestra profesión y la salud mental. Es fundamental contar con momentos de esparcimiento para liberarse de esos espacios de gran impacto emocional; si no, podemos afectar la salud de nuestros pacientes. Es necesario dormir bien, hacer ejercicio, comer saludablemente, contar con un hogar o un entorno seguro para fortalecer la salud mental.

3. Cuando debamos dar noticias sobre algún fallecimiento, lo ideal siempre es empatizar con las familias y entender su dolor, aunque sea imposible ponerse en su posición. Nunca olvidemos la empatía como profesionales.

Para Andrés, La Sabana fue una experiencia muy positiva. “Es una universidad llena de valores y de integración; es excelente. Las reuniones de los viernes con los diferentes programas residentes eran espacios muy valiosos”. Además, añade: “Allí aprendí muchísimas cosas. Los profesores siempre nos recordaron la importancia de la empatía, de no perder nuestro sello Sabana como personas y profesionales”