Suagu, chocolate oscuro artesanal con sentido social
“Vamos a demostrar que nuestro chocolate es el mejor del mundo”, asegura María Camila Suárez, quien obtuvo su título de Administradora de Negocios Internacionales en 2012. Lo hará presentando sus productos en un evento organizado por Procolombia en la Puerta de Versalles de París. ‘El Salón del Chocolate’, que se llevará a cabo entre el 28 de octubre y el 1 de noviembre, será el espacio en el que Suagu, como se llama el emprendimiento de María Camila, se destacará entre otras 14 marcas de chocolate y cacao nacionales.
Durante ese evento, no solo se promoverán las exportaciones del producto a Europa, sino que se posicionará la marca, distinguida por sus chocolates oscuros artesanales con sabores frutales. Suagu surgió en 2016, cuando nuestra Alumni se reunió con su hermano, Juan Diego Suárez, para sacar provecho de su finca familiar, ‘El Carmelo’, ubicada en el Tolima, en la cual se encuentra el Theobroma cacao, árbol productor del fruto.
“Hicimos unas pruebas y nos dimos cuenta de que nuestro chocolate es muy suave respecto a otros. Los demás, que son 70 y 80% cacao, son muy amargos, en cambio los nuestros tienen diferentes aromas”, afirma nuestra graduada. Y esa es precisamente la marca diferencial de Suagu. Sus creadores, junto con los diez campesinos con los cuales trabajan en la plantación, se encargan de sembrar el cacao, transformarlo y comercializarlo.
Chocolates que transforman
Suagu surge como una idea de cumplir un propósito por el que María Camila siempre se sintió inspirada en su Universidad. “Desde que estaba en primer semestre, los profesores nos motivaban a crear empresa”, aseguró la graduada, quien es también especialista en Mercadeo Estratégico y tiene una Maestría en Dirección de Marketing en el CESA con doble titulación con ESIC en España. Emprendió con una certeza: “no es necesario esperar a tener un producto perfecto para sacarlo al mercado. Si uno confía en él, eso es lo que se transmite”.
Pero esa confianza no solo la motivó a fundar Suagu, sino también la Fundación Dulce Futuro, que nació con el objetivo de impactar a las familias de los campesinos que trabajan en la región en la que se produce su cacao. "Allí solamente hay dos escuelas con pocos profesores y los materiales son muy escasos, por eso brindamos refrigerios y útiles escolares”, afirma María Camila, quien también asegura que el 10 % de las utilidades de su empresa se destinan a esa Fundación.