RYR Abogados Corporativos, un respaldo legal al emprendimiento
Ana María Restrepo es una mujer que, entendiendo el valor de ser mamá y lo que representa para los pilares de su familia, ha trabajado por encontrar el equilibrio entre su vida profesional y su posición de madre. Hoy, con una Beca de Excelencia, cursa la Maestría en Derecho de la Empresa y los Negocios y está a punto de recibir su tercer título como Alumni, pues ya es graduada del programa de Derecho y de la Especialización en Derecho Comercial.
Hace unos meses, decidió formar su propia firma de abogados en compañía de su hermana, María Ángela. Así, nació RYR Abogados Corporativos. Pese a que era la primera vez que Ana María incursionaba en este ámbito profesional, gracias a la experiencia de su hermana iniciaron su nuevo negocio enfocándolo en ayudar a otras madres que se encontraran en una situación económica difícil, pero que tuvieran las ganas de emprender.
Entendiendo que una de las barreras más grandes al momento de contratar una consultoría jurídica se encontraba en los pagos por horas, implementaron un nuevo esquema que convierte cada servicio en proyectos, ofreciendo, además, un acompañamiento constante en el proceso de creación y consolidación.
Ellas quieren “Cambiar la forma como se acostumbra a trabajar en las oficinas de abogados”, concentrándose en un grupo de mamás emprendedoras ubicado en la sabana de Bogotá. Ana María comenta que ella pertenece a una comunidad de 200 madres en la que muchas de ellas son emprendedoras, pero algunas no cuentan con un acompañamiento legal porque que no disponen de los recursos suficientes para cubrir los servicios de un abogado.
Entonces, pensando en esta comunidad, se dieron a la tarea de visualizar a esas madres como sus primeras clientas, calculando cómo asesorarlas para que ellas se organizaran en una estructura empresarial que les permitiera crecer. Así, sus emprendimientos pasarían a convertirse en grandes empresas y, la organización RyR Abogados Corporativos, crecería a la par.
Ana María comenta que ella pertenece a una comunidad de 200 madres en la que muchas de ellas son emprendedoras, pero no cuentan con un acompañamiento legal porque que no disponen de los recursos suficientes.
La diferencia con otras firmas de abogados es que la suya trabaja con pequeños emprendimientos y no se inclina por trabajar con grandes empresas. Ellas, Ana María y María Ángela, crecen junto a estas iniciativas de negocio, brindándoles todas las bases legales que se requieren sin la necesidad de invertir una fortuna.
Ana María sabe que es necesario el tiempo para estar con sus hijos y, a la vez, seguir creciendo en el ámbito profesional. Aunque ha enfrentado distintos retos para formar su empresa y llevar a cabo sus estudios de maestría, se muestra llena de orgullo: “Lo más importante es tener un buen equipo, porque definitivamente mi familia, junto a mi esposo y mi hermana, son el mejor equipo que tengo”.