Es posible cuidar el medio ambiente y estar a la moda
Camila Chacón, graduada de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad de La Sabana, integró uno de los 50 mejores equipos que presentaron sus proyectos de innovación interna, entre 4.448 estudiantes, en el programa Inside (de intraemprendimiento —adelantar líneas de negocio dentro de las empresas—) de la fundación de Louis Voutton en París (Francia).
De acuerdo con la graduada, su equipo decidió trabajar en una idea de emprendimiento verde: “Antes de pensar en el lujo del mañana, tenemos que asegurarnos de que haya un mañana”, dijo. El grupo identificó una gran cantidad de green shoppers (compradores con sentido ambiental) en el mundo, quienes está buscando productos sostenibles. “Aunque tengan mucho dinero, no te van a comprar si no sienten que están ayudando a preservar el medio ambiente. Necesitas hacer una marca que no solo mejore la calidad de vida de las personas, sino que mejore las condiciones sostenibles del planeta”, expresó Camila.
Por tanto, ella y su grupo presentaron un bolso capaz de convertir dióxido de carbono (CO2 ) en oxígeno (O2 ): el bolso produce una reacción fotosintética (por medio de la luz solar) y convierte el CO2 (gas que produce el efecto invernadero) en O2 por medio de microalgas marinas, simulando un biorreactor de algas natural.
La comunicadora explica que “las algas marinas son el pulmón del mundo. Estas limpian, actualmente, el 30% de la producción de CO2 . Mientras más clorofila tengan, más dióxido de carbono se transforma en oxígeno”
Las algas se insertan en unas microcápsulas y estas, a su vez, dentro de un fertilizante de silicio que hace que no tengan olor y evita que se pudran, así, el bolso dura el tiempo que se quiera.
Con 30 gramos de algas marinas dentro del bolso 100% sostenible, hecho de fibra de lino y de algodón orgánico (que consume 71% menos de agua que el convencional), puede transformarse en O2 el 3% del CO2 que produce cada ser humano.
Luego de 30 días de uso, estas algas marinas se transforman en biomasa. Entonces, cada mes se extrae lo que queda de microalgas para industrias, casas y autos. No importa si el bolso se deja en la casa por años: no se pudre, pero no se mantiene su capacidad fotosintética.
A pesar de que el bolso nació como un proyecto de intraemprendimiento de la fundación de Louis Vuitton, el grupo no quiso producirlo solo con esa marca: “Decidimos patentarlo para volverlo accesible a varias personas y no destinarlo únicamente a marcas exclusivas. No tenía sentido seguir dirigiéndonos a un público élite si nuestra idea es transformar al mundo”, explica Camila.