Cumpliendo retos a gran velocidad
Luis Enrique Landínez Ardila se graduó como abogado de la Universidad de La Sabana en 1996. Fue presidente de General Motors Ecuador y director regional de Recursos Humanos y Relaciones Laborales en General Motors Sudamérica. Además, ha sacado a empresas de la quiebra y ha trabajado en empresas emergentes, de innovación y tecnología. En este camino, ha logrado superarse a sí mismo y convertirse en un referente empresarial y profesional.
Luis Enrique Landinez Ardila se graduó como abogado de la Universidad de La Sabana en 1996 y, desde entonces, ha labrado su camino profesional teniendo como bandera el esfuerzo, la innovación y el servicio.
Desde muy joven, tuvo que afrontar obstáculos retadores que han formado su carácter. A los 11 años perdió a sus padres, por tal motivo, tuvo que dejar su natal Socorro, en Santander, para trasladarse a Bogotá. Recuerda su adolescencia con una gran amiga, su guitarra, la cual, lo acompañó en nocturnas veladas mientras cantaba en bares de la fría capital. También, con un tono cómico, rememora otros de sus trabajos “yo trabajaba en la servicaja que era “chinomática”, y ese chino era yo”. Pasó por trabajos como mesero, cocinero y vendedor de zapatos. Dichos trabajos le ayudaron a costear sus estudios en la Universidad.
“La Universidad me ayudó desde el principio(...) allí pude crecer profesional, personal y espiritualmente”.
Luis Enrique dice con agrado, el cual se nota en una afable sonrisa, que pagaba aproximadamente 45 mil pesos por semestre “en ese tiempo, el costo del semestre se calculaba con base en la declaración de renta y yo traje la de mi abuela que era guardia en la cárcel de mujeres. Luego de que ella muriera, yo le expresé la situación a la Universidad y me volvieron a bajar”. Tampoco era el mejor estudiante, sin embargo, cree en las segundas oportunidades; dice haberlo aprendido gracias a la guía académica y espiritual brindada por La Sabana, lo cual, aportó a su personalidad optimista y vivaz que hoy en día lo caracteriza.
Se graduó tres años después de terminar su plan de estudio y comenzó a buscar una oportunidad en el mar del mundo laboral. “El suegro de un amigo trabajaba en Colmotores y yo le dije, a mi amigo, que me ayudara”. No lo llamaban, pero luego de casi perder la esperanza y de haber comenzado un proceso con la Superintendencia Bancaria, el joven Landinez recibió la anhelada noticia de que había sido citado a entrevista en Colmotores.
“Estaban buscando un abogado que supiera inglés, que tuviera experiencia en derecho laboral y yo no tenía ninguna de las dos”.
Sin embargo, con la tenacidad que emana, logró convencer al exvicepresidente de recursos humanos “el doctor Estévez” quien confió en la persona que 18 años después se convertiría en el presidente de General Motors (antigua Colmotores) para Ecuador y toda Latinoamérica.
Trabajando para General Motors, hizo parte de distintos programas de formación en donde tuvo la oportunidad de trabajar y estudiar en Brasil. Allí obtuvo su MBA en administración de empresas de la Fundación Getulio Vargas, pero, además, conoció a su esposa con quien tiene 3 hijos.
Ejerció 3 años como presidente en Ecuador, y estando allí, un grupo de empresarios lo invitó a hacer parte de otro proyecto totalmente distinto, según él, esa fue otra de sus decisiones más importantes, debido a que salió de la industria automotriz para comprar una cervecería.
“La compramos barata, pero totalmente quebrada, perdía más de 2 millones de dólares por mes”
Luego de año y medio lograron llegar a punto de equilibrio y posteriormente le vendieron esa cervecería a el gigante alemán, Heineken. A posteriori, siguió buscando más retos; fue presidente de ENSAB y gerente general en Sigmaplasta S.A. Actualmente hace parte de RMN Elect, una firma de gestores especializados en búsqueda de ejecutivos y líderes en USA, además, volvió al tema de la tecnología como CEO y cofundador Sapháros, un startup enfocado al diseño e implementación de herramientas que ayuden a lograr los objetivos estratégicos de empresas, equipos y líderes.
Opina que ser Alumni Sabana es una gran oportunidad, debido a que le brinda oportunidades de mejora continua a nivel personal y profesional, ya que, “incentiva a tener conversaciones trascendentes con las personas que moverán, o mejor, mueven el mundo actual”. Por lo tanto, espera seguir en contacto con la comunidad de graduados, dentro y fuera del campus, además de poder continuar sirviendo desde su oficio “agradecer lo que me ayudaron y servir, porque esto se trata de eso, de tratar a la gente bien y seguir creciendo”.