Avícola Nutregg: un emprendimiento con compromiso social
Según la Federación Nacional de Avicultores de Colombia (Fenavi) cada colombiano come en promedio 334 unidades de huevo al año. Además, el país ha reportado un crecimiento tanto en producción como en consumo per cápita.
Diego Ricardo Martínez, graduado de Ingeniera industrial en 2015, es parte del desarrollo de la industria avícola. Desde hace cuatro años tiene un emprendimiento llamado Avícola Nutregg en el municipio de Fomeque, Cundinamarca. Esta empresa en crecimiento genera un impacto social dentro de la comunidad, ya que emplea a más de siete personas de manera directa y a más de cinco de manera indirecta como lo son proveedores y clientes al por mayor.
Para él, el servicio hace parte de su diario vivir, está comprometido con sus colaboradores y con la visión de ser un gran empresario. La huella que desea dejar en el mundo está enfocada en la creación de empleo para las familias de su municipio y personas con necesidades básicas, “recuerdo que un día llego una persona de Venezuela ¡no tenía nada! solo la ropa que llevaba puesta y las ganas de trabajar, decidí darle la oportunidad en Avícola Nutregg y con su labor logramos hacerle un pequeño hogar para que tuviera un techo todas las noches” comenta.
Por otro lado, el sector de Avícola Nutregg es uno de los más importantes para las familias colombianas. Los huevos hacen parte fundamental de la canasta familiar, además de la gran variedad de nutrientes que contienen, la Fundación Colombiana del Corazón confirmo que también es un alimento cardioprotector. Por esto y más, Diego alimenta minuciosamente a sus gallinas con soya y concentrados especiales, a fin de obtener un producto de alta calidad para las mesas de los colombianos, un tema que aprendió de manera detenida en su vida universitaria.
La Universidad dejo en él, la semilla del servicio y con orgullo dice que “si uno no nace para servir, no sirve para vivir” de la mano de este lema también agradece a los profesores que le enseñaron cómo crear empresa y le impregnaron la pasión por el emprendimiento.
Finalmente, explica que haber hecho parte de La Sabana fue una gran oportunidad, que le ayudó a formarse en lo profesional y personal, de modo que integró todos los conocimientos que le brindaron sus profesores para movilizar la creación de la que ahora es una empresa con una gran oportunidad de crecimiento en la región y con una alta calidad tanto en el producto como en los procesos, es por eso que de su granja no se desperdicia un grano, como el mismo dice “todo lo que la tierra me da yo se lo devuelvo en abono o fertilizantes, hasta los huevos que se rompen son reciclados para otro tipo de negocios”.